Por Matías Longoni (@matiaslongoni).-
En octubre de 2017, en la Argentina había un total de 12.289.892 trabajadores registrados, según un trabajo de Economía y Regiones basado en datos oficiales. En realidad hay más gente que trabaja en el país, pero estos lo hacen desde la informalidad, sin derechos reconocidos y sin posibilidad cierta de mensura.
El 54% de los trabajadores registrados cobra salarios del sector privado y el 21% en el sector público. El resto son autónomos o monotributistas.
En el tercer trimestre de 2017, el salario promedio pagado por los empresarios a sus trabajadores “privados” fue de 24.958 pesos en todo el país y para todas las actividades, incluidas las del agro. No está mal, aunque no siempre alcance. En la última medición los salarios privados habían crecido en promedio 29,1% respecto del último trimestre de 2016. Habían subido más que la inflación.
Dijimos que el promedio de los salarios privados es de unos 25.000 pesos mensuales. Pero esto varía según el lugar y la ocupación de cada uno de los empleados. En Santa Cruz, por ejemplo, se pagan los salarios más altos, con 47 mil pesos mensuales. En la otra punta aparecen Santiago del Estero y Misiones, con cerca de 17.000 pesos en promedio. Por suerte allí no necesitan tanto abrigo.
Es más escabrosa la diferencia de los salarios según la actividad. Hay dos grandes rubros: empresas del sector productor de bienes y empresas que brindan servicios. En el primer grupo los salarios promedio superan los 40 mil pesos. En el segundo se ubican mucho más cerca del promedio, en unos 24 mil pesos.
Con 313.318 empleos registrados, el agro pertenece al primer grupo, el que produce bienes y luego los vende. De hecho, el agro es la principal usina de bienes de la Argentina. No se luce tanto dentro del PBI, ya que su aporte ronda el 13/14% del total. Pero en materia de exportaciones, con 55% del total, la rompe.
En este primer gran grupo, sin embargo, no son los trabajadores rurales los que mejores salarios ganan. No, no lo son. Los que se llevan las pagas más elevadas son los empleados de las petroleras (69.643 pesos), los de las pesqueras (57.690 pesos) y los de gas y electricidad (51.444). Todas estas actividades más que duplican el promedio nacional de 25.000 pesos.
Los asalariados declarados del agro no duplican ese promedio nacional sino que prácticamente lo dividen a la mitad. En el promedio del último trimestre de 2017, los rurales ganaron 13.388 pesos. Menos que todos. Incluso los obreros de la construcción les sacaron varios cuerpos, con 18.779 pesos.
Los trabajadores del campo incluso ganan menos que los que menos ganan en el sector servicios, que son los empleados de hoteles y restaurantes (con 14.382 pesos en promedio). Un venezolano de los que ahora abundan como mozos y te ofrecen un “cafecillo” ganaría más que Don Zoilo, si ambos estuvieran bien registrados.
No es fácil de creer, pero hasta los olvidados maestros tienen un mejor salario que los rurales, pues entre octubre y diciembre cobraron un promedio de 15.383 pesos, unos 2.000 pesos más que la peonada. Claro que a los docentes no se los convida con casa ni tortas fritas.
Ya hemos establecido entonces que en el último trimestre de 2017, en todo el país, los trabajadores del sector Agro han sido los peores pagos de todos, con un promedio de 13.288 pesos mensuales de salario. Pero se puede estar peor todavía. Todavía pior.
No resulta lo mismo ser trabajador de campo en la provincia de Buenos Aires, donde el promedio salarial llegó a 17.166 pesos, o en San Luis, con 17.028 pesos, en en otras partes del país. La estadística dirá que los peones rurales de la Ciudad de Buenos Aires ganan todavía más que eso, unos 27 mil pesos, pero nos parece que ese dato es muy poco serio, porque no abundan en la ciudad los trabajadores de este rubro.
Hay muchas provincias donde los trabajadores del agro cobran menos que el promedio del sector: Los empresarios de Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Mendoza, Río Negro, Salta, San Juan y Santiago del Estero pagan por debajo de los 13.288 pesos mensuales del promedio nacional.
Pero los casos más extremos son los de Misiones y Tucumán. En el primer caso los trabajadores del sector agropecuario cobraban a fin de año solo 8.278 pesos mensuales y en el segundo solo 8.153 pesos. Es la mitad de lo que cobraba un trabajador rural en la provincia de Buenos Aires.
Es decir que con el salario de un petrolero, en el extremo más alto, podrían contratarse a nueve o más cosecheros de yerba mate en Misiones, o a igual número de cosecheros de la caña de azúcar en Tucumán, changuito cañero.
Eso si no se los contrata en negro, porque entonces la diferencia podrían ser todavía mayor.