En sus 16 años al aire, el programa Cocineros Argentinos recorrió cada rincón del país y entró a miles de hogares. Lo hizo con recetas sencillas y sofisticadas, ingredientes de todas las latitudes y con un mensaje claro: Detrás de cada hornalla, de cada plato y de cada producto, hay historias productivas dignas de contar.
Juan Braceli fue uno de los protagonistas de esa experiencia. Lo sigue siendo, aunque el programa ya no esté al aire, porque esa identidad se marcó a fuego, y el mensaje aún merece ser replicado. Hoy, este cocinero de amplia trayectoria lo hace en redes, como invitado a medios de comunicación y en cada evento al que asiste, como si se tratase de un mandato.
Cocinar es también comunicar. Y algo parecen haber hecho bien los cocineros argentinos, porque eso de lo que ya hablaban hace más de una década -trazabilidad, materias primas de calidad, agroecología y producciones familiares- hoy es moneda corriente.
“Ha habido una evolución enorme, hubo mucho desarrollo de productos, y se ha crecido en la manera de producir y de darle valor agregado a la materia prima”, observó Braceli, en diálogo con Bichos de Campo.
Lo interesante, para quien disfruta comunicar con un delantal puesto, es ver qué es lo que hay detrás de esos productos. “No desde un lugar frío, sino desde un lugar cálido y consciente”, aclara el cocinero, que considera que la trazabilidad, más que sólo la garantía de conocer el trayecto que hizo un ingrediente, es también dotarlo de historia.
“Hay que ser consciente de todo el trabajo, la vida, los sueños, las esperanzas, la fatiga, la tristeza, las caídas y las levantadas que hay detrás de producir alimentos”, expresó.
Pequeñas industrias, familias productoras, emprendedores en el interior del país, economías regionales; hay todo un circuito, muchas veces poco representado en las góndolas de los supermercados, que hacen a la gastronomía nacional. Eso es lo que, en sus 27 años de experiencia, más lo ha motivado a Juan a comunicar cocinando.
Mirá la entrevista completa con Juan Braceli:
Desde ya que también fue necesario que hubiera un cambio en el extremo opuesto de la cadena. Además de lo que sucedió con las prácticas de producción, este cocinero también observa que hubo “una evolución en el paladar y en el riesgo a la hora de comer”, un factor clave para que esos esfuerzos tuvieran impacto.
“Cada vez se sabe más, se conoce más y se tiene más interés por lo que se consume”, agregó Braceli.
¿Qué fue lo que pasó en el medio? Hace 10 o 15 años hablar de trazabilidad, productos certificados o de una materia prima muy específica podía sonar elitista o “snob”, pero hoy es moneda corriente. “Evolución”, responde el cocinero argentino, que considera que mucho tiene que ver la mayor difusión que se le da a estos nuevos circuitos a través de redes sociales, como el rol que juegan quienes los adoptan.
Esta evolución de la que habla, también facilita la tarea de los cocineros, y no sólo los que están ante las hornallas más exigentes. Fiel a su estilo, Juan demuestra que también puede hacerse un plato gourmet de algo tan sencillo como un sánguche, y fue por eso que instaló en Caminos y Sabores su propio puesto, Sanguchería Braceli, en colaboración con Cagnoli.
Esa iniciativa, que en realidad nació en redes sociales como estrategia de marketing, fue también un modo de despuntar el vicio y de materializar una idea que, tras las pantallas, había generado muchos “likes”.
“Mucha gente se creía que tenía una sanguchería posta”, dice Braceli, entre risas. Así y todo, la idea no le parece muy descabellada, y se le nota en la cara cuando habla de los jamones estacionados, la stracciatella de estilo italiano o la ciabatta recién horneada con lo que prepara sus pedidos.
A fin de cuentas, aquello por lo que pregonó durante muchos años en la pantalla chica, hoy es furor, y sabe que mucho tuvieron que ver los Cocineros Argentinos en ese proceso.