Septiembre fue un vergel, una fiesta. Las divisas del sector agrícola hacia el Banco Central fluyeron de modo más acelerado que nunca, seguramente motivadas por una pastilla de éxtasis llamada “Dólar Soja”, que permitía a los bailarines hacer todo mucho más rápido, acelerando los movimientos de todo el cuerpo. Pero luego de la fiesta, octubre pasó la factura. Y el ingreso de dólares del sector quedó de cama.
La Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), que había pactado con el ministro Sergio Massa este festival de liquidaciones gracias a un tipo de cambio artificial de 200 pesos por dólar, informaron ahora que pasado aquel jolgorio, en octubre pasado “las empresas del sector liquidaron la suma de 1.217.329.690 dólares; representando una baja del 85% a septiembre pasado, y un 49% menos que en octubre de 2021”.
El organismo es sabio. Lo que antes sobraba, ahora le falta. De hecho, la propia entidad que agrupa a las grandes agroexportadoras indicó: “El ingreso de divisas del mes de octubre es el resultado del régimen especial vigente en el mes de septiembre pasado del Decreto 576/22 (dólar soja)”.
Con en anabólico de aquel tipo de cambio mejorado que duró apenas 25 días, en septiembre pasado estas mismas firmas habían liquidado la suma de 8.120.315.975 dólares, con un salto de 140% respecto de agosto y del 198% por encima de septiembre de 2021.
Ahora todo aquello se desinfló y la inyección de divisas al BCRA volvió a los niveles habituales. La buena noticia es que “el monto liquidado desde el 2 de enero de 2022 asciende a 35.034.553.066 dólares, siendo el mejor año desde que se llevan registros”. Aquí no hay dólar soja que valga. Es consecuencia de una cosecha decente en la Argentina que se ha vendido aprovechando los altísimos precios internacionales.