En el sur cordobés se desarrolla la economía del maní y Prodeman es una de las líderes del mercado. La empresa radicada en General Cabrera produce, industrializa y vende tanto al mercado interno como externo, además de generar energía e insumos para la construcción con los desechos del proceso.
Florencia Gurruchaga trabaja en OC Bioenergía, una empresa del grupo que a partir de la cáscara del maní genera energía que se inyecta en la red eléctrica nacional.
“Utilizamos la cascara del maní de las plantas de maní confitería, la quemamos en calderas y allí se genera un vapor que pasa por una turbina que tiene acoplado un generador que produce energía eléctrica, la que se inyecta en la red, aunque también estamos en condiciones de abastecer a nuestra planta en caso de que no se cuente disponible la energía del sistema interconectado”, explicó Florencia a Bichos de Campo.
La empresa, en el marco del programa RenovAr, resultó adjudicataria de un contrato de provisión de energía eléctrica con un valor de 126,0 u$s/MWh, que empezó a comercializar a la red a partir de 2018. La planta cuenta con una potencia instalada de 9,0 MW.
Pero la producción de energía genera otro producto: las cenizas. Con ellas hasta ahora venían rellenando las calles de tierra que hay dentro del predio donde está la empresa, pero como el volumen generado es muy significativo, buscaron otra alternativa.
Fue entonces cuando surgió la idea de transformar esas cenizas en ladrillos. Se hicieron las evaluaciones previas y, como el resultado fue por demás satisfactorio, se construyó un establecimiento provisorio donde están fabricando los ladrillos hasta que finalice la construcción de la unidad fabril definitiva que estará dedicada a ese nuevo proceso orientado a lograr una completa “economía circular” en la cual todos los recursos se aprovechan.
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“La idea es que salgan a venta en la zona para la construcción de casas y con una función social: vamos a subsidiar el valor de los ladrillos para ayudar a construir viviendas”, explicó Florencia.
“Fabricamos tres modelos de ladrillos: uno macizo que mide 8,0 centímetros de alto por 25 x 12 centímetros, que ya tiene el visto bueno de los factores de compresión, y con el cual hicimos las paredes del edificio de la fábrica de ladrillo; otro ladrillo hueco de mayor tamaño y, finalmente, uno que pesa unos 5,0 kilos y cuyas propiedades están en análisis”, añadió.
Lo que proyectan es tener a la fábrica trabajando en tres turnos, lo que les permitirá producir cantidades importantes, ya que por hora se generarán 100 ladrillos con la nueva unidad en funcionamiento pleno.
“Ya tenemos varios lotes producidos y se están analizando en la Universidad de Córdoba, bajo las normas ISO, los requerimientos de compresión”, resumió Florencia.
Tuve en suerte conocer este emprendimiento hace un par de años.
Felicitaciones a todos los integrantes de PRODEMAN.
Alejandro Lavista Llanos