El ministro de Agricultura, Julián Domínguez, reconoció que a mediano plazo la Argentina “va a tener menos oferta de carne, la verdad es esa”, debido al impacto de la sequía y los incendios que sucedieron no solo en Corrientes -la segunda cuenca de cría bovina del país- sino en el resto de las provincias del Noreste del país. En total, según la evaluación oficial, habitan en esta región el 35% de las vacas de cría. Mal alimentadas por la falta de pasto, se descuenta que caerá notablemente la zafra de terneros y que los efectos se notarán en el mercado local de la carne en 2023.
“El problema de la ganadería de Corrientes es un problema nacional, a punto tal que estamos reviendo todo lo que habíamos pensado al lanzar el Plan Ganadero Ganar”, reconoció Domínguez en conferencia de prensa. Se refería a los indicadores que se tuvieron en cuenta para proyectar -con cierta ilusión- que era posible incrementar la oferta de carne en unas 600.000 toneladas en el mediano plazo, es decir incrementarla cerca del 20%.
La sequía y los incendios destrozaron esos pronósticos. En todo momento Domínguez evitó ser categórico porque la falta de lluvias es un fenómenos que parece lejos todavía de terminar y hasta podría extenderse hasta bien entrado el invierno.
En este escenario, el subsecretario de Ganadería, José María Romero, dijo que la región afectada por la sequía contiene unas 18 millones de cabezas de ganado, el 35% de las vacas de cría del país, un 30% de los terneros, el 34% del stock. “Es decir que un tercio de la ganadería está habitando este lugar con un sequia severa. Debemos estar muy atentos”, indicó el funcionario.
En la cartera agropecuaria, prevén un doble impacto. En el corto plazo, descuentan que por la falta de pasto suficiente habrá una reducción de la carga animal, con mudanza de parte del stock del NEA hacia otras zonas donde hay mejor disponibilidad forrajera. Pero por otro lado, las vacas viejas de las categorías D y E se están enviando directamente al frigorífico. Este proceso, que suele darse unos meses más adelante en el calendario, comenzó a notarse con fuerza la segunda quincena de febrero.
El segundo fenómeno que se descuenta llevará más plazo y se sentirá con mayor fuerza a partir de 2023, cuando comience a faltar la hacienda que habitualmente ofrece dicha región. Es que en los próximos meses habrá una pérdida de servicios y en consecuencia menos terneros. Pero el impacto recién se podrá conocer con los datos de la segunda vacunación de este año.
Domínguez dijo que ni bien pase la Expoagro, la semana que viene, parte de su equipo se instalará directamente en Corrientes para ayudar a la reconstrucción de la ganadería. Reiteró que habrá créditos con tasa subsidiada (en realidad a tasa cero el primer año) por 5.500 millones de pesos para los productores afectados. Pero también apuntó que habrá ayuda adicional directa -como unos 200 millones de pesos de la agricultura familiar- para los pequeños ganaderos. De los 28.000 que hay en al región afectada, el 80% lo son.
-¿Y en función de la caída esperable de la oferta de carne, qué se espera que suceda con las exportaciones?
-Este ministro quiere llegar a exportar 1 millón de toneladas- contestó Domínguez, que de todos modos luego aceptó que se conformaría con repetir el mismo volumen de exportación de carne logrado en 2021, unas 800.000 toneladas peso res por unos 2.900 millones de dólares.