En su informe de julio, la Cámara Argentina del Feedlot (CAF), que agrupa a un centenar de ese tipo de empresas ganaderas, informó que la ocupación de los corrales de engorde se ubicaba en el 63,5% de la capacidad total. Aunque ese nivel de encierre no se aleja mucho de los promedios históricos, el gobierno decidió financiar generosamente a ese sector para ver si logra colmar su capacidad ociosa y con eso mejora la oferta de carne para el mercado interno. La obsesión oficial es clara; de cualquier modo buscar forzar una baja del precio de ese alimento.
Los que no son tan claros son los argumentos del propio gobierno O más bien son mentirosos, ya que se disfrazó este anuncio de una nueva línea de crédito como una medida a favor de los pequeños y medianos ganaderos, que son unos 170 mil en todo el país, cuando en realidad los potenciales beneficiarios son 2.100 feedlot inscriptos en el Senasa, y que a veces engordan hacienda propia pero muchas veces lo hacen para frigoríficos, matarifes y supermercados.
“Con el objetivo de contribuir a incrementar la producción ganadera y generar mayor estabilidad de los precios de la carne en el mercado local, el Banco de la Nación Argentina (BNA) lanzó una línea de crédito de 10 mil millones de pesos para financiar a Pequeños y Medianos productores ganaderos de todo el país, que podrán destinar los recursos para la adquisición de maíz para el engorde de ganado bovino en corral”, indicó una gacetilla de la entidad bancaria.
Desde hace un mes atrás, el ministro de Producción, Matías Kulfas, y su par de Agricultura, Luis Basterra, machacan con la posibilidad de desplegar un plan ganadero que permita incrementar la producción de carne, estancada desde hace décadas en torno a 3 millones de toneladas. Pero no parece ser esta medida parte de ese ambicioso programa que todavía está en veremos. Más bien, apunta a la coyuntura, pues se limitaría a financiar la compra de maíz para engordar los vacunos encerrados en los corrales habilitados.
El maíz, como el resto de los granos, está pasando un ciclo de precios elevados, lo que complica las cuentas a los engordadores. Ahora podrán acceder a un crédito a bajas tasas para comprarlo. Los intereses serán subsidiados por el Ministerio de Agricultura. Es decir, por los contribuyentes.
“Los créditos para capital de trabajo, al 25%, que incluye un 5% de tasa bonificada por el Ministerio de Agricultura, tendrán un tope de hasta 10 millones de pesos por usuario, que se podrán calcular multiplicando 9.000 pesos por cabeza de ganado, de acuerdo al Reporte de Stock emitido por el ente regulador (SENASA)”, estableció la gacetilla oficial.
A partir de allí, las cuentas son claras: se podrá financiar el alimento de hasta 1.100 animales por feedlot. Aunque hay empresas que manejas hasta 100 mil animales, como el feedlot Río Juramento que pertenece al Grupo Brito en Salta, claramente un establecimiento que maneje más de un millar de bovinos en engorde lejos está de poder ser llamado “pequeño o mediano”.
Y sin embargo, el presidente del Banco Nación insistía: “Nuestra responsabilidad y compromiso por ser el banco público más grande del país es ayudar todos los sectores económicos, pero especialmente a las pequeñas, medianas empresas del sector agrario, que tienen dificultades para acceder a créditos accesibles, con tasas y plazos razonables”, dijo Eduardo Hecker en la gacetilla de prensa. También se mostró convencido que la asistencia financiera para el engorde de ganado bovino “va a contribuir con la estabilidad en el precio de la carne”.
Basterra, siempre según el frío correo de prensa enviado a las redacciones, consideró que “es estratégico para el país que podamos poner las herramientas financieras al servicio de incrementar nuestra producción. De manera que nos permitan asegurar el abastecimiento interno y el crecimiento de nuestras exportaciones”. Las exportaciones, por cierto, demasiado no podrán crecer porque el gobierno mantiene desde el 17 de mayo pasado un cepo, con cupos por frigorífico, que ha provocado que los envíos de carne al extranjero se desplomaran 45% en junio respecto de mayo.
El panorama, aunque por ahora las distancias son enormes, se parece mucho al que se produjo luego del cierre de las exportaciones de carne decidido por Néstor Kirchner en 2006, y que perduró con bemoles hasta 2015. Los más afectados por aquellas restricciones al comercio resultaron ser los productores más pequeños, en general criadores, que no encontraban mercado para sus vacas y se veían obligados a liquidarlas.
En cambio, los sectores más concentrados del negocio, entre ellos frigoríficos y feedlots, recibían “compensaciones” para la compra de alimentos, que les permitían abaratar sus costos y vender -supuestamente- más barata la carne. Estas ayudas se mantuvieron entre 2008 y 2011, aunque por cifras mucho más elevadas a las que ahora pone en juego el Banco Nación.
Misterio: Siguen sin aparecer las estadísticas oficiales sobre el stock bovino argentino
Y sin embargo, a pesar de los evidentes paralelismos, el secretario de Agricultura, Jorge Solmi, que proviene de las filas de la Federación Agraria, explicó: “Instrumentos como estos se inscriben en el objetivo que nos propusimos desde el Estado Nacional de acompañar a la pequeña y mediana producción con políticas activas para que puedan mejorar su productividad, y trabajar de cara al futuro en una senda de crecimiento”.
Otra vez los pequeños y medianos productores. Pero la gacetilla es clara. Dice que “podrán acceder a la línea todos aquellos productores que se encuentren inscriptos en el Registro Especial Bovinos Engorde a Corral con Confinamiento RES. 329/17 emitido por el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria)”.
Allí hay, según trascendidos, solo 2.100 empresas. Muchos ganaderos utilizan maíz para terminar sus animales en corrales, pero no están inscriptos allí porque las condiciones que impuso el organismo sanitario en 2017 para inscribir un feedlot (en materia de instalaciones, bioseguridad, higiene y manejo sanitario) son demasiado rigurosas para quienes manejan pocas cabezas.
Nuevamente la Loca y sus esbirros con su negocito espurio y eco-genocida.