“Todo lo que hacemos mal, por desnutrición, por lesiones que se producen por maltrato en el animal, por trabajar con caballos adentro del corral, etcétera, son cosas que después las vamos a ver en faena. Cuando vemos el animal, el gancho, vemos un montón de contusiones o hematomas que terminan siendo recortes, terminen siendo pérdidas que no lo ve el productor”, afirma Diego Quintero, un ingeniero agrónomo que trabaja para el frigorífico cordobés Logros.
En el marco de una jornada organizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) en Córdoba, Quintero habló como responsable de Bienestar Animal de la planta frigorífica de Río Segundo sobre el tema de su especialidad.
En su ponencia usó una buena metáfora futbolera que encaja perfecto. Dijo quie en un picado que estemos jugando podemos sufrir algún golpe, patada, y en el partido no nos vamos a dar ni cuenta, pero al otro día nos aparecen los moretones. En el caso cárnico esos manchones surgen en el frigorífico, en la etapa de dressing.
Mirá la entrevista con Diego Quintero:
“Yo he visto pérdidas de alrededor de un kilo y medio a dos kilos de pérdida por vacunas mal puestas que generó una infección y se ha tenido que hacer un recorte”, contó Diego.
Luego agregó: “He medido pérdidas en tres cortes que son súper importantes de alto valor comercial, como es la pulpa, el cuadril, el lomo y el bistec angosto; (pérdidas) de alrededor de 20 dólares por corte, es tremendo”.
-Hasta ahí está tenemos el tema bienestar desde el punto de vista económico. Después aparece un nuevo consumidor, más joven, con otra sensibilidad, otra exigencia y que además de pagar por un buen producto quiere saber cómo se trató a ese animal
-El consumidor no solamente se está guiando ahora por características sensoriales, va a una carnicería, ve el color, a ver cuál está más clarita. Ahora tiene todo el sistema de Blockchain, escanea un QR y puede ver toda la trazabilidad, el trasfondo que hay detrás de ese producto, de lo que se produce y cómo se produjo. Hoy el alimento tiene que ofrecer seguridad alimentaria, hay que hacer un producto que sea inocuo, nutritivo y que esté producido con altos estándares en bienestar animal y sostenibilidad. O sea que el consumidor se va capacitando, evidentemente, va virando, va cambiando y nosotros tenemos que hacerlo, no nos queda otra.
Esta nota sólo me genera repudio a la explotación animal y confirmación de lo lejos que llegó la bestialidad humana con los sentenciados ( desde su nacimiento) animales.