El Ministerio de Agroindustria autorizó este martes la importación de soja transgénica resistente al herbicida Dicamba, pero no para la siembra sino exclusivamente para alimentar las plantas del complejo aceitero local, que este año tendrán una elevada capacidad ociosa debido al impacto de la sequía sobre la cosecha nacional de soja, de la cual se perdieron cerca de 20 millones de toneladas.
“Autorízase la comercialización del grano de soja y de los productos y subproductos derivados de éste, proveniente de los eventos MON-877Ø8-9 x MON-89788-1 y su parental MON-877Ø8-9, con el objetivo exclusivo de ser utilizados como materia prima para su procesamiento agroindustrial y con fines de uso alimentario humano y animal”, dispuso la Resolución 30/2018, de la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía, que fue publicada en el Boletín Oficial.
¿Cuáles son los riesgos de que parte de esa soja importada, y que posiblemente contenga el evento Xtend, sea derivada a la siembra dentro del país? Parece ser una cuestión que no preocupa demasiado a nadie en este momento en el que se necesita con urgencia -a pedido de la industria aceitera- importar una gran cantidad de soja desde los países vecinos pero también de los estados Unidos. La resolución indica además que esta soja ya tenía el visto bueno para su aprobación comercial tanto de la Conabia, como del Senasa, como del propio Ministerio.
Con este recurso, en rigor, el gobierno nacional sorteó el mayor impedimento que existía para autorizar el ingreso de la soja de los Estados Unidos, ya que ese evento transgénico ha sido autorizado y sembrado en el país del Norte desde la campaña pasada pero aquí no lo estaba.
Allá se vende bajo la marca comercial “Xtend”, perteneciente a la empresa Monsanto. Los mencionados eventos MON87708 y MON89788 son los que confieren a las plantas de soja una mayor tolerancia a las aplicaciones con herbicidas glifosato y Dicamba. La Xtend nació como alternativa a la gran cantidad de malezas resistentes que aparecieron luego de tantos años de aplicaciones con glifosato. Aquí son cerca de treinta biotipos y en los EE.UU. ese número se duplica.
Curiosamente en la Argentina esa tecnología todavía no había sido aprobada por la autoridades regulatoras debido a que la propia Monsanto decidió retirarla del mercado, como modo de reclamar al gobierno local que se diseñe un sistema que permita cobrar regalías a los obtentores de nuevas variedades de semillas. La compañía -que esta semana pasará a manos de la alemana Bayer- incluso ordenó destruir los ensayos locales con Xtend en todos sus campos experimentales.
Ver: Por ahora, la soja resistente a Dicamba seguirá lejos de Argentina …
Según la resolución de Agroindustria, firmada por el secretario Andrés Murchison, la “excepción” para que esta soja transgénica pueda ser utilizada en la industria aceitera local fue solicitada por la propia Monsanto el 22 de mayo pasado. Ese trámite se produjo pocos días después de que el propio Murchison estableciera un procedimiento especial para posibilitar el ingreso de soja de los Estados Unidos solo para su procesamiento industrial, sorteando el inconveniente de que aquí no se habían aprobado todas las variedades transgénicas que allí se utilizan.
Fuentes del mercado y del propio Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) estiman que la Argentina podría importar este año cerca de 1,2 millones de toneladas de soja desde ese país, para alimentar las fábricas aceiteras que este año trabajarán con una gran capacidad ociosa debido a la caída del 30% en la cosecha local de soja.