Toda la cadena ganadera, y el sector agropecuario en general, está expectante de que con el cambio de gobierno comience a ordenarse la macroeconomía, proceso que llevará su tiempo. En paralelo, esperan también que se pueda producir y comerciar carne sin las restricciones que impuso el kirchnerismo desde su primera gestión de gobierno.
Daniel Urcía, vicepresidente de Fifra y del IPCVA, dijo que “el sector en su conjunto hizo públicas sus aspiraciones de que se eliminen las restricciones que pesan sobre el comercio de carnes, y la necesidad de tener un tipo de cambio competitivo. Consideramos que en función de los anuncios y postulados pre electorales del presidente electo Javier Milei, esas medidas serán inmediatas”.
El referente industrial indicó que para que haya “inversiones en la actividad se necesitan reglas claras, previsibilidad, respeto por la propiedad privada, libertad para ejercer el comercio y toda industria lícita, porque la actividad ganadera requiere de alta inversión y largo plazo”.
En tal sentido destacó que, según el trabajo elaborado por la Mesa de las Carnes (Lineamiento de Acciones) que fue consensuado por 25 entidades, el sector puede crecer en 10 años asegurando el consumo actual de 48 kilos per cápita, y aumentar el volumen de exportaciones duplicando el valor a casi 8.000 millones de dólares. Esto generaría mayor empleo privado.
“La proyección es cumplible pero requiere del consenso con el sector público (nacional y provincial) y ejecutar las reformas sanitarias, impositivas y comerciales para que sea cumplible. Si no crece la producción no habrá nunca precios accesibles. Si entre todos no hacemos que crezcan las ventas al extranjero, la escasez estará asegurada”, afirmó Urcía.
El directivo de Fifra advirtió que por los efectos fundamentalmente de la sequía, en 2024 se iniciará un proceso de recomposición del stock y, por la intervención realizada en la economía, habrá una recomposición de precios relativos.
Ambas situaciones van a incidir seguramente en los precios futuros de la hacienda y por ende de la carne. Estos acontecimientos se producirán indefectiblemente, y no tendrá injerencia determinante la eliminación de restricciones al comercio de carnes.