Hace 22 años un grupo de emprendedores especializados en informática se asoció para armar una empresa con el fin de dar soluciones a demandas de los más diferentes rubros económicos. Ahora se metieron de lleno en el agro con una singular innovación.
El espíritu que los guió fue el asociativismo, y por ello en lugar de armar una sociedad anónima fundaron una cooperativa de trabajo en la cual se requiere del consenso de todos a la hora de la toma de decisiones. “Lo hicieron así por convicción ideológica”, según explicó Lucas Brugé quien trabaja casi desde los inicios en Tecso. Eso implica asumir riesgos porque no siempre es fácil armonizar diferentes posiciones.
La empresa creció y dos décadas después cuentan con 150 empleados en diferentes regiones del país y algunos de ellos trabajando en España o Colombia.
Lo que hacen es proveer de soluciones “llave en mano”, explicó Lucas, quien trabaja en el área de inteligencia artificial de la empresa. ¿Y qué hacen como para que nos detengamos en ellos desde Bichos de Campo? Es que en ese sector desarrollaron una herramienta para medir la calidad de la semilla de soja.
Brugé va a dar pronto una charla en el Congreso de Semillas que realizará en los próximos días la Asociación de Laboratorios Privados (ALAP) en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Córdoba. Allí va a explicar cómo funciona esta tecnología que en poco tiempo más estará en el mercado.
“Lo que hacemos es identificar la calidad de la semilla mediante el estudio del color del hilo de la soja. Esto actualmente se realiza, digamos, bajo la inspección de los humanos, con sus virtudes y defectos, que requiere mucho entrenamiento porque al tratarse de un color depende del ojo con el que se lo mire, de la luz, de la experiencia, del conocimiento que se tenga, lo que hace este análisis en gran manera sea muy subjetivo”, indicó.
“También el volumen de semillas que se analizan por muestra va entre mil y dos mil, lo cual hace que el operador después de un momento, por más que se hace de alguna manera rápida, sienta el cansancio y entonces empiece ya a operar a un nivel más subjetivo y más psicológico por la repetición de la tarea”, añadió el tecnológico.
El especialista en informática dijo que con esta herramienta de IA, que está en su etapa final de elaboración, se dejan de lado los parámetros subjetivos. Ahora en Tecso están por comenzar “la implementación a campo para salir del trabajo de laboratorio y volcarlo al mercado”.
Según contó el especialista esta herramienta no está pensada para que la utilicen los productores sino más bien para despejar dudas sobre “la pureza de lo que se va a comercializar y sembrar luego”. Por eso “está más pensada para laboratorios, los multiplicadores de semillas, los que desarrollan los nuevos biotipos. El productor también puede usarla, pero los destinatarios principales serían otros actores de la cadena agrícola”.
Luego agregó: “Todos los años se van desarrollando nuevas variedades de semillas de soja y el INTA solo reconoce 7 u 8 colores de hilo cuando hay muchos más”.
“El test de color de hilo permite que si uno tiene almacenado en un silo una variedad que tiene color gris, y después tengo en el silo de al lado una variedad que tiene color negro imperfecto, saber cuál tengo en cada uno o qué grado de pureza está almacenado en cada uno de esos silos. Eso lo puedo hacer sin necesidad de hacer un test de ADN, solamente examinando una muestra de color de hilo”, afirmó.
Y añadió que “independientemente del varietal, puedo decir, esta semilla es la que compre en tal momento, la que coseché en tal momento, la que voy a sembrar ahora o voy a sembrar después”.
Esta herramienta va a estar a disposición del sector semillero en poco tiempo más y una vez que se vayan haciendo los ajustes necesarios. Una de las ventajas es que la medición se va a poder hacer desde el celular una vez que se haya bajado la aplicación correspondiente, lo que va a ahorrar también mucho tiempo.