La esquila de ovejas es quizás una de las actividades más tradicionales dentro de la ganadería, y en los últimos años ha recibido varias críticas, sobre todo de aquellos sectores que militan a favor del bienestar animal. Frente a la falta de evidencia científica de muchas de las argumentaciones, Bichos de Campo se propuso la tarea de recorrer las frases más comunes y cotejarlas con expertos, para saber si efectivamente la esquila es o no una actividad perjudicial.
En primer lugar, ¿es cierto que la oveja sufre cuando es esquilada?
María Aranzazu Lentini Ordoqui, quien participa en la coordinación nacional del Programa para el Mejoramiento de la Calidad de la Lana (PROLANA), explicó que la esquila es una práctica principalmente sanitaria.
“La oveja si o si necesita ser esquilada. Existe un malestar cuando el vellón es muy largo por su peso, y si llueve y se moja la puede tirar. En seco puede pesar entre cuatro o cinco kilos, pero mojado puede ser el doble. En ocasiones nos han llamado porque ven una oveja tirada y creen que está muerta, y en verdad no se puede levantar”, indicó la especialista.
Otros motivos que hacen a la importancia de esta práctica -que por supuesto tiene un sentido también económico, pues se obtiene la lana-, es que si el animal se lastima en el campo, la lana puede generar un microclima entre el vello y la piel herida, favoreciendo una infección. Por otro lado, Ordoqui afirmó que la esquila es útil también para los corderos, ya que les permite encontrar la ubre y mamar con mayor facilidad.
¿Y se puede dañar a la oveja durante este procedimiento? Si el mismo está realizado con personas capacitadas, en establecimientos correctamente acondicionados y habilitados, no existe ningún riesgo para el animal o para el operario que la realiza. Allí entran también en juego las capacitaciones abiertas que realiza PROLANA, que desde hace varios años se encuentran mejorando los métodos para hacerlos más seguros.
Ahora bien, ¿la oveja pasa frío cuando se queda sin su lana?
En primer lugar hay que decir que la esquila se realiza en determinados momentos del año, de forma sincronizada con los períodos de pariciones que por lo general son entre agosto y septiembre. De esta forma la esquila se frena un mes antes del inicio de ese ciclo, y se retoma antes del verano.
“Se busca prevenir siempre el sufrimiento del calor y el frío. Cualquier cambio de temperatura brusco que ocurra luego de la esquila es incomodo para la oveja. Lo que hace ella es adaptarse. Si hace frío se cubre del viento con vegetación o con algún quiebre en el paisaje. Si se sabe que el clima no acompañará se pospone la esquila. En cuanto al verano, se intenta que el animal no tenga lana porque sufre mucho el calor”, detalló la especialista.
Otro mito vinculado a esto es que la esquila continua puede hacer que la oveja produzca menos lana. Esto es incorrecto ya se lo único que se hace es recortar el vello y no hay ninguna acción sobre los folículos.
Si se toma la iniciativa de no esquilar y dejar al animal en un estado natural, es importante aclarar que la lana seguirá creciendo aún cuando esto sea imperceptible, ya que las fibras crecen de forma apelmazada y naturalmente las mismas no se eliminan. La única forma en que una oveja puede perder su vello es por alguna afección, como por ejemplo la sarna.
En este sentido, la acumulación de peso sobre el lomo del animal terminará generando un mayor estrés.
Finalmente, mucho se habla sobre el reemplazo de la lana en la indumentaria como una alternativa para ser más sustentables.
Pero ¿es lo sintético es efectivamente más amigable con el medio ambiente?
“Las fibras sintéticas son productos derivados del petróleo y por ende son recursos no renovables. La lana en cambio si es renovable y es un recurso sustentable. Los descartes de la industria de la indumentaria son los que terminan llegando a los océanos y lo queremos aclarar porque si no se propone algo contrario a lo que se pregona”, remarcó Ordoqui.