Los precios de la carne vacuna subieron un 87,2% interanual y el consumo interno retrocedió más del 10% respecto de los niveles de 2020. La respuesta del gobierno frente a tal fenómeno fue una violenta intervención del mercado de exportación.
Pero hay otro componente, clave para acompañar a la carne vacuna, que registró un ajuste importante, pero del cual el gobierno no ha dicho nada, al menos por ahora. Se trata del vino común, que en el último año, según el Indec, experimentó un alza del 73,4% versus. En tanto, la cerveza, competidora de la bebida nacional argentina, ajustó en el último año un 37,4%.
Un informe del SIO Vinos, un monitor del Ministerio de Agricultura de la Nación, del que depende a su vez el Instituto Nacional de Vitivinicultura, indicó que la suba del precio promedio de esta bebida tan necesaria para compartir un buen asado “puede explicar la caída de los despachos globales” de vino al mercado interno, dado que en los primeros cinco meses del año retrocedió un 12,4%, de 345 a 302 millones de litros.
Sin embargo, mientras que en lo que va del presente año las ventas de vinos comunes cayeron casi un 23% respecto del año pasado, las de vinos varietales subieron un 15% y las de espumantes un 66%, según indican las cifras oficiales. Si bien no existe una estadística que mida la evolución de precios de vinos de media y alta gama, la realidad es que en el último año el valor de los mismos no experimentó un alza tan pronunciada como en el caso del vino común.
Esto marca a las claras que el consumo de vino no cedió en las capas medias y altas de la población, que tienen mejor poder adquisitivo, mientras que en los sectores populares el consumo de vino declinó de manera sustancial.
Como hemos ido contando en Bichos de Campo, la producción de vinos viene de dos campañas de muy bajos niveles productivos, en especial debido al impacto de la sequía y la propia crisis de bajos precios pagados al productor. Por segunda vendimia consecutiva, la oferta se redujo y esto mete presión sobre los valores internos de la bebida.
En 2020, según datos oficiales, la cosecha argentina de uvas fue de apenas 2042 millones de kilogramos de uvas frente a los 2557 y 2456 millones logrados en 2019 y 2018 respectivamente. En 2021 se recuperó un poco, para llegar a los 2215 millones, pero sigue lejos de los niveles óptimos.
Una situación similar a la presente en el mercado interno se observó también en lo que respecta a las exportaciones, dado que, si bien en los primeros cinco meses de 2021 las ventas externas totales cayeron casi un 20% en términos interanuales para ubicarse en 142,3 millones de litros de vino, los envíos al exterior de vinos fraccionados subieron casi 12%, mientras que los vinos a granel cayeron un 44%.
Por lo tanto, la situación presente en el sector vitivinícola es bien diferente según el tipo de producto, ya que, mientras que los productos más populares vienen mostrando una retracción importante de la demanda, aquellos destinados a consumidores más sofisticados apuntan a tener un año tan satisfactorio como el 2020, en el cual las restricciones generadas por la pandemia de Covid-19 impulsaron el consumo hogareño de la bebida.