El área de vegetación nativa suprimida en el Cerrado brasileño en 2023 fue de 11.011,7 kilómetros cuadrados, según indicó este martes el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) a partir de un relevamiento realizado con imágenes satelitales.
El área suprimida, que es un 3,0% superior a la relevada en 2022, equivale a dos veces la superficie del departamento bonaerense de Trenque Lauquen.
El estado brasileño do Maranhão fue el que lideró el área suprimida con una superficie transformada de 2928 kilómetros cuadrados este año, seguido por Tocantins con 2233 y Bahia con 1971.
Es importante remarcar que el informe oficial del INPE menciona textualmente el concepto de “área de vegetación nativa suprimida” y no “deforestación” porque el bioma del Cerrado no comprende bosque ni selva, sino una sabana tropical.
El comunicado oficial está específicamente redactado de esa manera porque una nueva legislación de la Unión Europea (UE-27) determina que a partir del 1 de enero de 2025 no podrán ingresar al territorio de la UE-27 productos agroindustriales provenientes de zonas que hayan sido deforestadas luego del 31 de diciembre de 2020. Los bienes comprendidos en la medida son aceite de palma, carne vacuna, soja, café, cacao, madera, carbón vegetal y caucho, así como productos derivados de los mismos.
Una de las preocupaciones en Brasil es la posible inclusión de otros tipos de ecosistemas en la norma anti-deforestación en la UE-27, dado que la Unión Europea, además de la selva amazónica, puede eventualmente también incorporar a los pastizales del Cerrado en la misma, lo que haría que buena parte del producción agropecuaria brasileña quedara muy comprometida.
La cuestión es particularmente importante para Brasil porque los productos agroindustriales comprendidos en la normativa representan el 34% del comercio brasileño con la UE-27, que equivale a una suma anual nada menos que del orden de 17.500 millones de dólares.
Adicionalmente, el nuevo marco normativo clasificará a los países, o incluso a regiones dentro de ellos, como de riesgo “bajo”, “estándar” o “alto”. Los productos de países de bajo riesgo estarán sujetos a un procedimiento simplificado de control, el cual se intensificará de manera proporcional en las siguientes dos categorías.
Brasil, por si la cuestión se llegara a complicar a partir de 2025 con la UE-27, está buscando alternativas tanto productivas como geopolíticas, entre las cuales se incluye un programa de recuperación de pastizales degradados en el Cerrado brasileño con fines fundamentalmente agrícolas y financiamiento de grandes corporaciones chinas.
Me pregunto porque Europa y Estados nidos no se preocupan por reforestar todo lo que ellos arrasaron en su paises.
Hace 300 años el amazonas era el 10% de selvas del mundo, hoy es el 25%.
Mirá vos!!! Y si no arrasaran al Amazonas como lo hacen, tal vez hoy sería un porcentaje mayor. No te parece?
A ver, entiéndase de una buena vez que el mundo empieza a reclamar nuevas formas de producción. Ya está clarísimo que la actividad agropecuaria es la más destructiva de los ecosistemas, que altera cualquier equilibrio natural. Es cierto que los que hoy reclaman ya hicieron sus desastres también, y se están dando cuenta de su error. Si los paises “dueños” de las selvas, bosques y habitats naturales aún existentes no se dan cuenta del error que siguen cometiendo al no poner foco en las cuestiones del medioambiente y los ecosistemas, permitiendo la deforestación, o ahora colocándole ese estúpido nombre de “área de vegetación suprimida” para “engañar” a los europeos, el daño será irreversible.
200 años destruyendo los ecosistemas naturales en busca sólo de rédito económico es mucho tiempo.
Bichos de campo, hay que cambiar el paradigma productivo. La extensividad tiene límite, y es la vida misma de animales (entre los que está el humano), plantas, musgos y líquenes. Toda vida es importante, mucho más que el rédito económico arrasador.