investigadora del CONICET y docente de la Facultad de Agronomía de Buenos Aires (Fauba), Deborah Rondanini es una de las personas que más sabe en la Argentina sobre los cultivos de colza y carinata, dos opciones invernales que aparecen en la agenda de los productores cada vez que quieren escapar del turbulento mercado del trigo. Como sucede ahora.
“En la variedad está la diversión”, dice Déborah a Bichos de Campo, cuando la consultamos cómo llegó a interiorizarse tanto de estos cultivos alternativos a las dos opciones más tradicionales de cultivos de invierno, el trigo y la cebada. Ella trabaja en la FAUBA junto a Daniel Miralles, reconocido experto en esos cereales, y lo responsabiliza: “Nos instó a mirar otras cosas también”.
-Pero la colza y la carinata no son cereales…
-Son oleaginosas. Son oleaginosas invernales. En Argentina hacemos mucha soja, hacemos algo de girasol y podemos hacer más oleaginosas en el invierno.
-Hay un montón de productores que leen algunas noticias que llegan desde Uruguay, por ejemplo, que dicen que la colza se está vendiendo más cara que la soja.
-Exactamente. Hay un momento de oro en donde todos los granos valen. Vale el trigo y también vale la colza. Llegó a 1.000 dólares la tonelada, ahora estaba en 800 dólares. Y eso hace que entonces sea un atractivo. En Uruguay hay leyes que obligan a los productores a hacer cultivos de invierno, no pueden solo hacer de verano. Hace ya bastantes años, desde el 2004 en adelante, se han convertido en expertos y han aumentado mucho la superficie y han aprendido mucho. En Uruguay ya tienen un tercio de trigo, un tercio de colza y un tercio de cebada. O sea, han metido la colza no como una opción.
Mirá la entrevista con Déborah Rondanini:
-Acá, en cambio, la colza puede ser considerada un cultivo casi sobreviviente… Tenías 15 o 20 mil hectáreas, no mucho más en Entre Ríos.
-Bueno, es que en Argentina se comporta como un cultivo oportunista. Cuando el trigo está abajo suben todas las opciones de invierno, sube la cebada y sube algo la colza. Ha tenido varios picos a lo largo de su historia. El último pico fue en 2012/13, donde llegamos a 90.000 hectáreas, que fue un montón. Pero también había un panorama sombrío para el trigo, muy retenido, intervenido. Entonces mucha gente buscó opciones.
La experta de la Fauba y el Conicet recuerda que en aquel momento (con Guillermo Moreno pisando las exportaciones de trigo) el cultivo de colza no pudo consolidarse porque no había un mercado formal. “El principal problema es la comercialización”, indica. La Argentina tiene capacidad instalada para moler la colza disponible y extraer su aceite. “Lo que pasa es que hay que llevarla de las zonas de producción a la zona de Rosario y eso genera costos de flete para industrializar”.
“Pero el mundo está ávido de comprar colza, especialmente cuando hay problemas climáticos en el hemisferio norte o problemas socio geopolíticos como está ocurriendo ahora. Falta colza en el mundo y el mundo va a comprarla, se la va a comprar a Australia, se la va a comprar a algunos países de África y la va a comprar a Sudamérica también”, indicó la experta.
-¿Es un aceite parecido al de la soja?
-No, es de mejor calidad. Con el respeto que me merece la señora Soja, pero es un aceite que tiene elevado el contenido de ácido oleico, que es un ácido graso, monoinsaturado, que es saludable. El mejoramiento genético hizo ese cambio, aumenta mucho el contenido de ese ácido. Por eso es un aceite que dura bastante, ya que la fritura tiene mayor estabilidad oxidativa y por lo demás es un aceite comestible en todo el mundo. Se lo usa como nosotros usamos el girasol acá o como los brasileros usan la soja en Brasil.
-¿Y se usa para hacer biocombustible además?
-Absolutamente. Las normas europeas para biodiesel justamente están basadas en el biodiesel obtenido de colza. De manera que nuestras biodiesel de soja tiene problema con algunas exigencias. En cambio, la norma americana está hecha en base al biodiesel de soja. Entonces ahí no tenemos problema.
-¿Y por qué decís que faltan mercados para la colza argentina?
-Falta mercado, falta construir mercados, consolidarlos. Uruguay seguramente nos puede abrir la puerta. Allá se creó una empresa público privada que se encarga de comprar la producción y la vende en Francia. Es un país mucho más pequeño y los fletes son mucho más cortos. Sale el grano entero. No lo industrializa, cosa que Argentina sí podría hacer porque tenemos una capacidad instalada única en la región. Así que sí falta desarrollar el mercado.
-Pero agronómicamente, ¿faltan investigar muchas cosas o es un cultivo que ya no se le conocen secretos?
-En el pico anterior podía ser que que todavía tuvipéramos problemas con cómo sembrarla, porque era una semilla tan chiquita y no sabíamos bien qué densidad de siembra, a qué profundidad, a qué distancia entre hilera. Eso está todo resuelto. Hoy en día no es una novedad, hay muchos datos de investigación local también. Antiguamente se traían las recetas de de Francia, de Alemania, de Canadá y ninguna de esas funcionaba. Nuestro sistema es como el australiano, donde las colzas se siembran a fin del otoño y se cosechan al comienzo del verano. Hoy en día la agronomía no es la excusa.
-Vamos a la otra estrellita del momento… ¿qué es la carinata?
-Es una parienta de la colza. Se trata de la mostaza etíope, que justamente es de Etiopía.
-¿Y para qué se usa?
-Los botánicos la conocen hace mucho, ¿pero cuál es su interés como cultivo? En el sudeste de Estados Unidos se está desarrollando como cultivo de cobertura: en vez de tener barbecho, hagan carinata y cosechen el grano. De ese grano se extrae aceite y se produce biojet, o sea, biocombustible para aviones.
-¿Entonces no es un aceite comestible sino industrial?
-Es un aceite para hacer directamente el mejor de los biocombustibles de Estados Unidos. La industria de la aviación civil de Estados Unidos ha decidido bajar a la mitad su huella de carbono y entre las muchas acciones que están haciendo para ser más eficientes, una de ellos es agregar más biocombustibles a sus mezclas. Eso lo tienen que hacer a base de productos que no sean alimenticios, porque ya aprendimos que si usamos comida para hacer energía lo que hace es que se encarece el precio de la comida, y eso no está bueno a nivel humanidad. Entonces hay que utilizar cultivos que sean alternativos, no alimenticios.
-Acá sí hay más orfandad agronómica. ¿Hay mucho por desarrollar?
-Una empresa (por Nuseed) ha puesto todos los faroles en Argentina y en Uruguay y hace bastante tiempo que está trabajando para entender la agronomía y no cometer errores garrafales que asusten a la gente. Y tenemos la ventaja de tener experiencia en colza y eso ayuda, porque muchas cosas son muy parecidas. Son especies parientas y mucho del manejo agronómico es compartido entre las dos.
Rotanini afirma que además de ser utilizada como “cultivo de servicio” para bajar costos en insumos (fundamentalmente herbicidas), de un planteo con carinata pueden cosecharse entre 1.300 a 1.500 kilos de grabo por hectárea. Actualmente el cultivo “se hace por contrato porque es como una especialidad”, aclara.
-¿Y vos qué le aconsejas a los productores?
-Que hay que hacer cultivos de invierno. En el invierno no nos podemos descuidar. Es importante mantener, como dice, varios lemas de varias asociaciones de productores, siempre vivos, siempre verdes los sistemas. . Siempre que haya agua y para generar agricultura de procesos y no agricultura basada solo en insumos. Vimos lo caro que es combatir malezas. Cuando se generó resistencia, vimos que “dejar descansar el suelo” dejándolo sin nada, no es descansar, sino que es perder radiación, que se podría estar aprovechando para generar biomasa y actividad biológica y secuestrar carbono. Y eso es algo que todos tenemos que hacer: reducir la emisión mediante el secuestro de carbono. Los suelos son un gran reservorio de carbono, así que la agricultura -que tantas veces es castigada por las externalidades y los efectos negativos que puede generar en el ambiente-, puede generar efectos positivos, además de alimentar la humanidad.
Su nombre es Déborah Rondanini. Gran docente de la FAUBA. Saludos.
Graciss por la corrección