Según los datos oficiales recogidos por el consultor ganadero Ignacio Iriarte en los primeros cuatro meses del año las importaciones de carne vacuna sumaron 4.718 toneladas. Sí, leyó bien: importaciones de carne vacuna.
El ingreso al país de carne comenzó tímidamente a mediados del año pasado. En octubre de 2024 entraron 360 toneladas, en diciembre 863 toneladas y desde el arranque de este año se pegó un salto significativo hasta alcanzar las 1.624 toneladas en abril. Se estima que el dato de mayo será muy superior a ese último registro.
El mes pasado entraron desde Brasil 1.294 toneladas de carne congelada con hueso y otras 70 toneladas de carne fresca deshuesada. Desde ese país entró entonces el 85% del total de las importaciones.
Según los registros oficiales, esos envíos de carne extranjera implicaron la salida de casi 4 millones de dólares mensuales. Esto significa un precio promedio de importación cercano a 2,5 dólares por kilo, contra el cual resulta imposible competir para los productores argentinos.
Según gente que está en el negocio cárnico, el mayor importador es Cencosud, dueña de los supermercados Jumbo y el destino es el conurbano bonaerense. Los rumores indican que también estaría trayendo carne el supermercado La Anónima para la venta en Patagonia, aunque en el Senasa no tienen registros de negocios de ese tipo. De hecho, estarían prohibidos su fuera carne con hueso (asados), pues la barrera sanitaria contra la aftosa todavía no se flexibilizó y recién el jueves Brasil fue declarado país libre sin vacunación, un status sanitario que lo habilitaría para vender carne con hueso a dicha región.
Como sea, al tiempo que crecen las importaciones de este producto insignia de la cultura y la economía argentina, están cayendo las exportaciones.
Entre enero y mayo las ventas al extranjero de carne vacuna sumaron 223.400 toneladas, 26,5% menos que en los mismos meses del año pasado.
El motivo que facilita la importación es el mismo que perjudica la exportación: la situación cambiaria que afecta la competitividad empresaria. La Argentina es un país caro en dólares y por lo tanto apetecible para los exportadores de los países vecinos, como Brasil, que cuenta con grandes y muy eficientes empresas dedicadas a la producción de carnes.
De todos modos, el volumen importado es muy bajo en función de lo que se produce y consume localmente, aunque constituye una tendencia inocultable. En abril se generaron 257 mil toneladas de carne vacuna, de las cuales 200 mil fueron al mercado interno. Las importaciones, ya se dijo, no llegan a las 1.500 toneladas.
“Si esto sigue creciendo se va a armar lío en el conurbano”, dijo un operador, quien consideró que la facilidad que hay para el ingreso de productos va a perjudicar los precios de la hacienda si no se le pone un freno.
Esta situación se emparenta con la que vive el sector porcino. En ese caso las importaciones son cuatro veces mayores que las de carne vacuna, pero su impacto es mucho mayor porque la producción nacional es la quinta parte.
“Las importaciones de carne de cerdo sirven para bajar el precio al productor, pero no impactan en los valores al consumidor”, dijo el analista Juan Uccelli. Los que traen cortes porcinos (también sobre todo de Brasil) son los supermercados que hacen la diferencia.
Mientras Argentina siga manteniendo curros como proteger laboratorio amigos que hacen la vacuna antiaftosa y nose corra la barrera sanitaria por mero capricho de gobernantes y curros de frigoríficos. Vamos a seguir perdiendo mercados. Brasil esta libre de aftosa sin vacunacion. Aca no podremos dejar de currar con ciertos temas. Ese es el gran problema argentino
Buenas noches Adriana
Así es muchísima razón…!!!!