¿Qué tiene el tomate que lo hace tan popular entre los que empiezan a cultivar? Quizás su adaptabilidad, o tal vez la promesa de un fruto con sabor. Su cultivo es una experiencia enriquecedora, ideal para principiantes en las huertas. Si el cultivo por semillas suena para avanzados, un plantín es una gran opción para ver crecer el propio alimento
El tomate platense, que fue protagonista de un programa de Bichos de Campo, es mucho más que un fruto: es una pasión compartida por los productores que inspiraron al equipo de De Raíz a investigar su cultivo
Es importante destacar que, a diferencia de otras hortalizas que prácticamente se cuidan solas, el tomate requiere atención constante. Esto se debe principalmente a su alta demanda de agua. Un riego adecuado es fundamental para que la planta prospere y produzca frutos abundantes.
Antes de comenzar, es clave conocer el tipo de tomate que se va a cultivar. Existen dos categorías principales: los tomates determinados y los indeterminados. Los primeros se caracterizan por un crecimiento compacto y son ideales para espacios reducidos, como macetas o huertas urbanas. Los segundos, en cambio, necesitan espacio para expandirse y requieren el uso de tutores para sostener sus ramas. Esta diferencia en el crecimiento también se refleja en la forma de cosecha: los tomates determinados producen todos sus frutos a la vez, mientras que los indeterminados lo hacen de forma escalonada.
Si se decide comenzar desde la semilla, la siembra debe realizarse en invierno, utilizando un espacio cálido y protegiendo las plántulas del frío. Si se prefiere una opción más rápida, se pueden adquirir plantones en primavera o verano. En cualquier caso, el tomate necesita un lugar soleado y un suelo rico en nutrientes para desarrollarse plenamente.
El riego debe ser regular, preferiblemente diario, pero evitando encharcar la tierra. Un sistema de riego por goteo es ideal para mantener la humedad adecuada sin mojar las hojas, lo que podría propiciar la aparición de hongos.
Finalmente, hay que estar atentos a las plagas y enfermedades que pueden afectar al tomate. Pulgones, araña blanca y mosca blanca son algunos de los insectos que pueden atacar la planta. El exceso de humedad también puede provocar la aparición de hongos, como el mildiu. Una inspección regular y la aplicación de medidas preventivas ayudarán a mantener las plantas sanas y asegurar una buena cosecha.
Los tomates indeterminados, debido a su crecimiento vertical y al peso de los frutos, necesitan ser entutorados para evitar que las ramas se rompan. Además, es importante podar las plantas, eliminando los brotes laterales (pinzar) y las hojas inferiores. Esto favorece la circulación del aire y previene enfermedades.
Clara Billoch. experta jardinera, explica en un video como pinzar tomates. Recomienda una técnica sencilla para fortalecer las plantas de tomate: pinzar semanalmente los brotes axilares con un hilo de algodón. Estos brotes, que nacen del tallo principal, consumen energía que la planta podría destinar a la producción de flores y frutos. Al eliminarlos, se promueve un crecimiento más vigoroso y se obtienen tomates de mayor calidad y tamaño.
Este método, fácil de aplicar, puede marcar una diferencia significativa en la cosecha de tomates. Clara explica en cómo hacerlo:
Es un muy interesante y formativo