Los biodigestores, poco a poco, se van poniendo de moda en el campo argentino: se trata de equipos diseñados para captar los desechos orgánicos que generan muchos emprendimientos productivos para generar con ellos un biogás y además convertirlos en un compost que sirve lógicamente como fertilizante. Negocio redondo. Salvo por un pequeño detalle… es muy trabajosa la tarea de cargar esos biodigestores cotidianamente.
Los primeros biodigestores conocidos usualmente eran fabricados con plásticos resistentes. Pero la empresa cordobesa Montecor fue bastante innovadora en el país al lanzar un equipo más sólido y complejo llamado Rotobuey, que sirve para reciclar no solo residuos del ámbito rural sino también urbanos. Se presentó como el primer “compostador rotativo horizontal de residuos orgánicos de fabricación nacional”, lo que no era poco decir en un país donde -según las mediciones- el 6 % de los gases de efecto invernadero provienen de la generación de estos residuos. El equipo, además, se parece a un cohete espacial.
Pero, siempre existe un problema. Y resulta que en este caso uno de los factores que hace fracasar varias veces la instalación de este tipo de biodigestores en los establecimientos pecuarios intensivos es que la carga con los desechos resulta una tarea muy ardua en un contexto donde no suele haber demasiada mano de obra disponible.
Por eso un equipo de ingeniería liderado por Gastón Borgiani. CEO de Montecor, se puso a buscar soluciones y acaba de lanzar un nuevo equipo: Se trara ahora de los primeros “Alimentadores Horizontales Estacionarios para biodigestores”.
“Estos equipos cumplen la función de recibir la fracción sólida y dispensarla gradualmente al biodigestor. Los alimentadores se componen de un conjunto denominado batea de alimentación, el cual vincula la tolva principal con la bomba de alimentación del biodigestor. Montecor ofrece dos versiones de acuerdo con la capacidad de recepción de sus tolvas: 20 y 28 m3 de volumen de trabajo.
¿Y cómo funcionan? En una gacetilla la empresa explicó que “los equipos se encuentran provistos de un sinfín helicoidal continuo de disposición horizontal, que asegura una eficiente descarga de toda la tolva con mínimo consumo energético en comparación con otros sistemas. Posee un sistema de transmisión impulsada por un motor eléctrico que transmite el movimiento a través de múltiples etapas de reducción”.
Los fabricantes hace varias aclaraciones. Por ejemplo, explican que el interior de la tolva se puede recubrir con placas de plástico o acero, mejorando la resistencia al desgaste y, como consecuencia, prolongando su vida útil.
Hola! Sería bueno que los municipios pudieran equiparse con esos equipos para procesar tanto residuo orgánico. Primero hay que hacer estudiar a los políticos y funcionarios sobre temas ambientales y soluciones.
La verdad. Están para pasear en yates con la nuestra. Diputados sesionaron 6 veces en todo el año!!!! Sueldos para ellos y la caterva de vagos qué tienen como asesores. Quisiera saber que títulos tienen los asesores