Luego de un primer bimestre muy flojo, en marzo pasado la faena bovina tampoco se recuperó, lo que indica claramente que el déficit de oferta, lejos de tratarse de un fenómeno coyuntural, obedece a un factor estructural.
En marzo –según datos del Senasa– se remitieron 1.057.955 vacunos a faena, lo que significó una caída del 11% con relación a marzo del año pasado. En términos absolutos en marzo se faenaron 122.000 animales menos, el equivalente a medio mes de trabajo en los frigoríficos.
Las hembras representaron el 45,9% del total, en línea con el registro de los últimos meses. En el caso de las vacas, la reducción interanual fue de poco más de 11% y en vaquillonas de casi 7% debido, en este último caso, a los menores encierres en feedlots. En tanto, la oferta de novillos se redujo menos, en un 6% respecto de marzo de 2021, y la de novillitos en casi un 12%.
La falta de hacienda se explica por la generalización de las recrías y el empleo de sistemas de engorde más pastoriles, los cuales, si bien son más económicos, extienden los plazos de terminación y, por ende, también el ritmo de ingreso de hacienda terminada al mercado.
Pero también tiene que ver con factores estructurales, dado que, gracias la intervención kirchnerista implementada entre 2006 y 2015, Argentina perdió su “stock de reserva” de novillos. Lo insólito es que en 2021 se hayan reintroducido esas políticas a pesar de la evidencia empírica que muestra el daño que ha generado, tanto en términos productivos como sociales y comerciales.
La falta de ganado para faena se hace sentir y repercute una vez más en los precios. La demanda, que no encuentra la hacienda que necesita en la venta directa, salió entonces a pagar más por lo poco disponible en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (ex Liniers).
En todas las categorías la venta registrada hoy miércoles en Cañuelas fue fluida y con mejores valores. Los precios corrientes de los novillos y el consumo liviano aumentaron entre 10 y 15 pesos por kilo vivo, respecto de la semana pasada, para lograr nuevos récords. También se vendió muy bien la vaca.
Los novillos se negociaron entre 280 y 300 pesos por kilogramo. Los novillitos entre 280 y 330 pesos y los mismos precios lograron los lotes de vaquillonas, en tanto las vacas de mejor gordura se negociaron entre 210 y 240 pesos y las tipo conserva y manufactura ente 180 y 195 pesos.
La demanda se sostiene en el sector de la población que todavía tiene capacidad de consumo, aunque sea “tarjeteando”, mientras que prácticamente la mitad del país es pobre y le cuesta cada vez más acceder a la carne debido a la inflación (en realidad le cuesta acceder a casi todo).
Controles de precios, encajes exportadores, prohibiciones o restricciones a las exportaciones y una inflación que es cada vez más alta no es el escenario propicio para realizar inversiones, aunque el stock de vientres esté creciendo lentamente en el último año porque opera como reserva de valor frente a la incertidumbre.