Por cuarta vez desde su creación, en 2015, la denominada Mesa de las Carnes realizó una jornada maratónica en la Exposición Rural de Palermo para analizar la situación de la cadena. En este entorno, con algunos aciertos pero también con muchas cosas pendientes, el coordinador de la Mesa, el ganadero David Lacroze, confirmó que la ofensiva ahora será transparentar el último eslabón de la cadena: las carnicerías.
“Estamos en un proceso en el que se avanzó muchísimo. Se blanqueó la compra y la faena de la hacienda, y ahora falta el último eslabón; la cadena minorista. Los carniceros son buena gente, se levantan a las cinco de la mañana y se acuestan a las doce de la noche, pero son fruto de una cultura argentina de no pagar impuestos y transgredir”, dijo Lacroze a Bichos de Campo.
Aquí la nota completa con David Lacroze:
La mayor parte de esos comercios minoristas no entregan factura a sus clientes y, lo que es todavía peor, no aceptan la factura de sus proveedores de carne, los matarifes o frigoríficos que le envían la media res. Este se ha transformado en el principal escollo que debe enfrentar la Mesa de las Carnes coordinada por Lacroze, quien además es buen amigo del presidente Mauricio Macri.
¿Y por dónde pasa la solución? Lacroze tiene claro qué es lo que debería hacerse: “Estamos armando un artilugio técnico que se llama remito electrónico para solucionar el tema”, dice, en referencia a un nuevo instrumento diseñado por la AFIP que debería comenzar a tener vigencia en septiembre.
Ver: Nuevo remito electrónico para mover la media res hasta la carnicería
“A nadie le gusta pagar impuestos. Pero hay que pagar algún impuesto para sostener el Estado que en última instancia es el garante de la seguridad, al que tenemos que bancar entre todos”, afirmó Lacroze, para quien los minoristas de la carne “en algún momento se tienen que poner en órbita y pagar algún impuesto, porque además hay un tema sanitario en el medio”.
“Este proceso es irreversible. Podrá demorar uno o dos meses más pero al final hay que pagar”, enfatizó Lacroze, que cuestionó también el doble standar sanitario que rige ara los frigoríficos en el mercado local.