La campaña narrativa lanzada por el kirchnerismo, que pretende instalar la idea de que la culpa de todos los males de la crisis argentina obedece al hecho de que “los productores no venden soja”, choca de frente contra las propias estadísticas oficiales.
En la última semana se vendieron casi 415.000 toneladas de soja disponible en el mercado argentino, según datos oficiales correspondientes al período de siete días finalizado el pasado 27 de julio. Se trata de una cifra equivalente a más de 14.800 camiones cargados de soja.
Cuando se analiza el volumen de ventas de soja 2021/22 se observa que, en términos relativos, la comercialización viene atrasada respecto del registro histórico reciente porque la mayor parte de los empresarios agrícolas decidieron hacer “caja” con productos intervenidos –trigo y maíz– para resguardar capital de trabajo con la soja, un producto que, si bien tiene una carga impositiva altísima, no tiene cupos de exportación como es el caso de los cereales.
Al 27 de julio pasado se habían comercializado 21,31 millones de toneladas de soja de la presente campaña comercial, una cifra que representa el 48,4% de la cosecha lograda este año. En la misma fecha de 2021 esa proporción, por ejemplo, era del 57,1%.
Sin embargo, no existe tal cosa como “retener” soja de manera indefinida, porque las empresas agropecuarias, como cualquier otra, requieren regularme liquidez para hacer frente a salarios, servicios, impuestos y pagos a proveedores.
En lo que respecta a la soja 2022/23, que comenzará a cosecharse en abril del año que viene, ya se vendieron por adelantado 948.300 toneladas, de las cuales 436.600 tienen “precio hecho”.