Se detuvo el crecimiento de la demanda de soja importada en China. Si bien ese dato pasa en la actualidad desapercibido a causa de diversos problemas presentes en las naciones productoras de la oleaginosa, no puede dejar de considerarse que el mismo podría llegar a tener un mayor impacto cuando la oferta global del poroto se recomponga.
Los técnicos de la oficina china del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) estiman que la importación de poroto de soja por parte de la nación asiática en 2022/23 sería de 96,5 millones de toneladas, una cifra inferior a las 98,0 millones de toneladas contenida en el último informe oficial de oferta y demanda global de productos agroindustriales del USDA.
Si bien se trata de una cifra superior a la registrada en 2021/22, sigue por debajo de las 99,7 millones de toneladas importadas en el ciclo 2020/21, lo que indica que, por segunda campaña consecutiva, la demanda dejó de crecer respecto del “pico” histórico.
La recuperación de los márgenes del sector porcino motorizaron en los últimos meses la demanda interna de harina de soja, la cual, en su mayor parte, se elabora con poroto proveniente de Brasil y EE.UU. (y en menor medida de la Argentina).
Sin embargo, a pesar de las intervenciones realizadas por el gobierno central, orientadas a “enfriar” el mercado a través de ventas de reservas estatales de soja, los valores internos de la harina de soja alcanzaron en promedio un récord de 5324 yuanes/tonelada (unos 760 u$s/tonelada) en octubre pasado.
“Los precios récord de la harina de soja continúan incentivando a la industria a buscar alternativas”, señala el informe del USDA. Entre los sustitutos –que no tienen la misma eficiencia de conversión que la soja– se incluyen los pellets de colza, trigo, burlanda de maíz e incluso aminoácidos y aditivos enzimáticos (una gran “mezcolanza”).
En lo que respecta a las expectativas de crecimiento de consumo de proteínas en China, el informe del USDA señala que en la actual coyuntura no es sencillo realizar proyecciones a causa de los “apagones” económicos generados por el encerramiento de grandes ciudades y regiones enteras con la excusa de contener brotes de Covid-19.
“Las políticas actualmente vigentes han llevado al bloqueo de millones de residentes en múltiples centros urbanos, han restringido los viajes nacionales e internacionales y han prohibido la mayoría de las grandes reuniones sociales”, explica el USDA. “Eso promueve un debilitamiento de la demanda interna y, por extensión, contribuye a reducir las necesidades de importación de soja”, añade.