Mientras el gobierno y los industriales de la carne vacuna discuten propuestas para que se levanten las restricciones a las exportaciones de carne vacuna van apareciendo diferentes análisis que refuerzan la idea de que esa medida, el cierre de las ventas al exterior, tienen impactos negativos. De esto dejó sobradas muestras la anterior intervención kirchnerista en el sector.
A la salida de la convertibilidad, tras la crisis de 2001, se restituyeron los derechos de exportación. Esa fue la primera medida de intervención en el mercado de la carne vacuna de una seguidilla innumerable que dejó los saldos más negativos posibles: se perdieron 12 millones de cabezas, hubo una enorme descapitalización de los ganaderos, se fueron del sistema 30.000 productores, cerraron 140 frigoríficos, se perdieron más de 10.000 puestos de trabajo y también la relación con diferentes mercados, que tanto cuesta construir.
En esta ocasión está en juego el vínculo nada menos que con China, la gran potencia económica mundial, que perdió por la Peste Porcina Africana 18 millones de toneladas de carne y necesita reemplazarlas de algún lado. Con su decisión, la Argentina se niega a abastecerla, con el argumento de que cerrando exportaciones se atenderá mejor la mesa de los argentinos.
Pero los datos de la historia reciente revelan que el cierre de exportaciones no tiene tanto que ver con la definición del precio interno de la carne vacuna.
El consultor Federico Santángelo lo explicó de la siguiente manera: “Entre 2007 y 2015 las exportaciones cayeron de 539 mil a 200 mil toneladas res con hueso. Sin embargo el precio al consumidor se multiplicó por 10. Pasó de 11 pesos en 2007 a 110 pesos en 2015″.
“Esto significa que en los dos mandatos de Cristina Fernández, cuando las exportaciones estuvieron cerradas o intervenidas, la caída fue del 63% pero los precios al consumidor aumentaron 900%”, añadió el especialista.
Lo contrario sucedió durante la gestión de Cambiemos, entre 2015 y 2019, cuando se le quitó el cepo exportador a los frigoríficos. “Con Mauricio Macri las exportaciones aumentaron 346% y el precio al consumidor 186%”, comparó Santángelo.
-¿Y con Alberto qué pasó?
-Las exportaciones aumentaron sólo 2% y los precios internos de la carne 108%. Evidentemente las exportaciones por sí solas no explican la suba que tuvo la carne- respondió el consultor, que presentó esos datos en una reciente jornada organizada por la cámara de frigoríficos FIFRA.
El analista de la consultora Agroideas explicó que el precio de la carne tiene que ver con diferentes factores, entre los que se pueden mencionar el nivel de oferta de hacienda y el interés de los consumidores locales por el producto.
A su criterio durante la pandemia la población destinó al rubro alimentos recursos que no pude gastar en otros y por eso se dio semejante suba. Además, todo eso se combina con la dinámica inflacionaria de costos y precios propia de la economía argentina.
Comparas el precio de la carne al valor “peso nominal”, sin ajuste por inflación anual. 11 pesos en 2007 no valían lo mismo en 2015. Lo cual es aún más grave, porque ajustando por inflación, subió muy poco o nada, pero se perdió toda la capacidad de producción (interna y externa) y los mercados externos, y se generó desempleo, partiendo de un supuesto equivocado, y por negar la inflación y sus causas (emisión monetaria descontrolada, agujero fiscal creciente, balanza negativa, presión impositiva abusiva y confiscatoria, etc.)