Los Mina vinieron del Piamonte, Italia, en 1890, y se instalaron en la zona de San Francisco, Córdoba. El bisabuelo de Darío era agricultor y trajo sus conocimientos a la Argentina, donde armó con el tiempo un tambo.
Hoy la cuarta generación conduce aquella empresa, aunque “la quinta ya está golpeando la puerta”. Es lo que dice Darío Mina, uno de los cinco hermanos que integran actualmente esa firma agropecuario que siembra 2.000 hectáreas, entre campos propios y arrendados.
Trabajar en una empresa donde cinco hermanos participan de las decisiones no es fácil, aunque al mismo tiempo “es un gusto compartir la empresa con ellos, no necesariamente es fácil, nos ayudó mucho la red CREA para generar un órgano dentro de la empresa y establecer límites en la toma de decisiones. Los asesores externos nos dieron una gran mano. Hoy somos cinco los que participamos, tenemos una hermana que decidió desvincularse y si bien al principio se lo tomó como un fracaso familiar se llegó a buen puerto”.
Escuchá la entrevista completa:
Mayormente los Mina producen los cultivos más desarrollados: soja, maíz y trigo, aunque también han incursionado en la rotación con otros como colza y carinata.
Darío reconoce que en estos casos el resultado no fue el mejor, pero con experiencia le van a ir encontrando la vuelta. Al mismo tiempo consideró que esta necesidad de rotación con nuevas especies tiene que ver con las “vicisitudes comerciales que tiene el cereal”, afectado por la intervención de los diferentes gobiernos y todavía alcanzado por derechos de exportación de 12%, que el nuevo gobierno quiso subir al 15%.
“Si no fuera por eso haríamos trigo y los cultivos de cobertura alternativos no tendrían tanto desarrollo. En Argentina somos trigueros”, aclaró.
Este joven productor de 42 años contó a Bichos de Campo que “las opciones de siembra se toman visitando el campo, viendo que hay, qué humedad tiene. Lo manejamos más como un arte que como una fábrica, no nos atamos a rotaciones, vemos qué malezas, cuánta agua útil posee, y empezamos a tomar decisiones según el arte de producir y las decisiones no se toman en una oficina. Tratamos de ver más qué podemos producir y no tanto qué está de moda”.
Con respecto a la campaña agrícola que transitamos, contó que en el caso del trigo no les fue tan mal como se suponía, teniendo en cuenta que no recibieron lluvias durante todo el proceso de desarrollo del cultivo que se hizo con el agua que había al inicio de la siembra. Los rindes promedio en la zona fueron de 18 quintales.
Los que tiene mejores perspectivas productivas son los cultivos de la campaña gruesa: “Eso pinta bien, los cultivos están bien desarrollados, necesitamos de una lluvia, pero productivamente viene todo bien, aunque la rentabilidad está amenazada porque los insumos se importan a un dólar más caro que el oficial, está latente la amenaza de suba de retenciones y el ingreso que percibimos es un dólar más bajo que el oficial“, enumera.
En tal sentido, comentó que “el costo de importación juga en las decisiones de hacer un cultivo. La urea se paga mil dólares y en Brasil cuesta 500 la tonelada. Como sector competitivo no podemos tener un insumo al doble que nuestros vecinos y encima percibir mucho menos por la venta del producto”, debido a las retenciones.
“Desde lo productivo creemos que será un buen año, aunque el margen bruto está ajustado, difícil. Como sector no podemos soportar más aumento de costos. Recordemos que es una actividad de alto riesgo, hay años buenos y malos, y necesitamos de uno bueno para aguantar los malos”, dijo Mina.
Como tantos productores y empresarios que han decidido apostar por el desarrollo del sector, MIna reclama mayor estabilidad económica: “Lo que pretendemos es un poco más de cuentas claras hacia un futuro, de estabilidad porque no podemos manejar más incertidumbre que esta. No es cada vez más difícil planificar una campaña con este nivel de incertidumbre”.
Luego agregó: “Somos optimistas, pero con una realidad tan dura el optimismo se nos va”.
Finalmente Darío se refirió a otro tema candente: el pago de regalías por las semillas que impulsan los semilleros con el apoyo de las autoridades de la secretaria de Agricultura, aunque ahora todo eso quedó en nada por la caída de la Ley Ómnibus.
“No podemos asumir una ley de semillas o tener que comprar semillas todos los años con las retenciones que tenemos. Visto desde mi empresa, la soja quizás podría bancarse todos los años comprar la semilla, pero el trigo no. Para la producción sería un problema, es algo para discutir, pero no podemos hacerlo si estamos atados de pies y manos en cuanto a retenciones y con insumos más caros que en países vecinos, no podemos asumir mas costos si no tenemos renta”.
Hago Diesel y nafta del plástico y aceite de motor lo saco de un solo proceso única tecnología en Argentina wsp 3585162320