La pregunta nos daba vuelta por la cabeza desde hace rato: ¿Tomó el gobierno de Alberto y Cristina la decisión de frenar el proceso de introducción de cultivos transgénicos en la Argentina? Es que en tiempos de Cambiemos, la gestión del ex ministro Luis Miguel Etchevehere venía a un ritmo arrollador, liberando un nuevo evento por mes. Pero desde el 10 de diciembre de 2019 eso ya no sucedió y la nueva gestión solo autorizó el trigo HB4 de Bioceres, cuya liberación definitiva depende todavía de una val de Brasil.
-¿Pisaron el freno a fondo? ¿Qué sucedió?- preguntó Bichos de Campo a Dalia Lewi, una muy reconocida investigadora del INTA que desde 2020 ha sido designada directora nacional de Bioeconomía en el Ministerio de Agricultura y tiene a su cargo la administración de la Conabia, el principal organismo regulador en materia de cultivos transgénicos y nuevos productos de la biotecnología.
-No veo un frenazo. Los eventos se presentan de mano de los desarrolladores para su aprobación y en la última reunión de la Conabia se dictaminaron dos documentos de aprobación. El apoyo a la biotecnología es una política de estado en la Argentina, que se mantiene y se afirma en esta gestión.
Mirá la entrevista con Dalia Lewi:
“En la Argentina, no me canso de decirlo, tenemos un marco regulatorio que es ejemplo en el mundo. La Conabia cumple 30 años este 2021 y es un comité asesor en temas vinculados a la biotecnología. Hace la evaluación de eventos en el ámbito agro productivo, ya que luego hay otras dos instancias de evaluación, una a cargo del Senasa -que evalúa la aptitud alimentaria de los OGM- y luego Mercados Agropecuarios, que evalúa si aprobar o no eventos a raíz de tener en cuenta que somos un país agroexportador y por ende no podemos dañar relaciones comerciales con países que no acepten ciertos eventos”, explicó Lewi, enfatizando en que este nuevo gobierno no ha cambiado ninguna de las reglas de juego en materia d cultivos transgénicos que vienen desde principios de los 90.
La directora de la Conabia dijo que, por el contrario, en vez de frenar la aporbación de nuevas innovaciones para la agricultura local hay una reformulación del área en el Ministerio de Agricultura para profundizar este tipo de desarrollos, en especial promoviendo a los “biodesarrolladores” nacionales.
-¿Entonces no hay un freno?- insistimos.
-Tenemos una visión muy clara acerca de cómo desarrollar este eje e impulsarlo. Una de las primeras cuestiones que empezamos a trabajar tenía que ver con reordenar y revisar las normativas para que fueran más claras y accesibles, para que los desarrolladores puedan tener un camino más sencillo, lo que no implica bajar la vara de rigurosidad sino en ser más amigables con los formularios a llenar. Así que Biotecnología se convirtió en área de innovación y biotecnología, no sólo de biotecnología.
-¿Y este cambio qué implica?
-Estamos impulsando una comunicación más directa con los desarrolladores, y por eso empezamos a convocar a mesas específicas para responder consultas o para que acerquen propuestas concretas de modo más directo. Es un área que se agrega al área de innovación y biotecnología con un acento más local y de acompañamiento especial de los desarrollos locales. Tenemos un sistema muy robusto donde hay desarrollos con dificultades para llegar al mercado, en algunos casos temas financieros, o administrativos o de conocimiento y gran parte de las dificultades pasa por la falta de orientación sobre cómo avanzar en forma regulatoria.
-Las empresas de biotecnología siempre se quejan de los elevados costos y largos tiempos para desregular una nueva innovación…
-Es un camino muy árido el de la regulación. Nosotros no vamos a hacer los ensayos por ellos ni vamos a llenarles los formularios, lógicamente, pero lo que sí podemos hacer es acompañarlos y orientarlos en ese camino.
-¿Entonces van a apostar más a la biotecnología local?
-Tenemos un mandato muy fuerte por promover el bio desarrollo local y la biotecnología. Nos pusimos la mochila al hombro y estamos tratando de llevarla adelante. Requiere más tiempo y más personal pero queremos impulsar esto para que Argentina se luzca con sus desarrollos.
-Vuelvo a los transgénicos. ¿Están por aprobar dos OGM que saldrán en los próximos meses? ¿Hay algo novedoso en ellos?
-Son dos documentos de decisión. Uno es una soja que otorga protección frente a insectos lepidópteros, y el otro es un maíz apilado, con tolerancia a múltiples herbicidas. De dos empresas diferentes son. Luego hay otros 5 proyectos en evaluación que van avanzando en los plazos correspondientes.
-Hubo una línea de acción en la anterior gestión que decía que había que jugar fuerte en el mercado internacional para que los desarrollos de la edición génica no tuvieran que atravesar tantas regulaciones como los OGM. ¿Continúan con esa idea en este gobierno?
-Mira, esto es así también para nosotros. Si te cuento la cantidad de conversaciones internacionales que estamos manteniendo no me alcanza esta entrevista. Somos un centro de referencia internacional de la FAO en materia de bioseguridad, pero también fuimos pioneros en tener desde 2015 una normativa específica para nuevas técnicas de mejoramiento entre las cuales está la edición génica. Es la Resolución 173 lo que hizo que Argentina pueda posición criterios de evaluación y análisis de la edición génica, que es la que más se utiliza dentro de estas nuevas técnicas de mejoramiento. Muchos países tomaron nuestros criterios y los utilizaron para armar sus propias normativas. Países como Brasil, Chile, Japón o Australia…
-La Unión Europea fue al principio mucho más rígida, al considerar los desarrollos vía edición génica como si fueran OGM. ¿Auqnue ahora está aflojando un pco no?
-En la UE están encorsetados en el uso de OGM y se complicó todo cuando salió un dictamen de la Corte Suprema diciendo que cualquier producto de la edición génica era lo mismo que un OGM. Pero no hay un basamento científico sino jurídico en eso, lo que perjudicó muchos desarrollos que estaban llevando a cabo, tanto desde lo público como desde lo privado. Ahora pidieron una evaluación para entender más sobre la edición génica y condiciones de bioseguridad a considerar. Ese informe se publicó el 29 de abril pasado y la buena noticia de este informe es que quizás habría que tener una normativa diferente para la edición génica y considerarla por separado de los OGM. Ahí hay una ventana de esperanza en la UE. Todavía no está dicha la última palabra. Por ahora la UE va como en otro ritmo y por otro sendero.
–¿Y nosotros cómo controlamos los desarrollos de la edición génica?
-Nuestra normativa dice que el desarrollador puede venir con una consulta previa, para saber si su desarrollo será o no considerado un OGM. Entonces la normativa establece pautas para análisis de estos casos. La Conabia analiza caso por caso y establece si será o no un OGM dicho producto. En caso que se determine que no es un OGM, el estatus regulatorio de ese producto se cataloga como convencional. Al momento no hay productos de la edición génica en el mercado, pero pronto los habrá.
-¿Qué pasa que se demora de aprobación del trigo HB4 por parte de Brasil?
-No sabemos qué pasará con la decisión de la CNTBio (el organismo regulatorio brasileño). Solo sabemos que aquí fue más que suficiente el marco de aprobación y regulación del evento. Si (ese trigo transgénico) tuvo los documentos de decisión y tuvo la aprobación de la Conabia, no se puede establecer hipótesis de riesgo adicional de las que ya se establecieron y evaluaron, tanto en el comportamiento del agroecosistema como en la aptitud alimentaria.
-En la cadena triguera hay quienes temen una posible “contaminación” con el trigo HB4 que ya se está produciendo como semilla.
-El evento HB4 ya está desregulado. Es decir, no tienen que pedir permiso especial de la Conabia para sembrar. Solo está condicionada su comercialización y entonces hay que cuidar que no haya un escape o fuga de semillas entre campos para que no haya presencia de un evento que no tiene una autorización plena. Pero eso está siendo controlado tanto por Senasa como por el INASE (Instituto Nacional de Semillas).
-¿No hay entonces un giro en la política biotecnológica?
-Absolutamente no. Es una política de Estado que se sostiene y es un orgullo que la Conabia ahora en octubre llegará a 30 años de actividad ininterrumpida donde se establecen criterios científicos. Es un orgullo que se mantenga esta actividad.