“Se equilibra el mercado de vinos con un guiño al productor”, es el inquietante título de un informe de Coninagro, que agrupa a las cooperativas agropecuarias, sobre el mercado de uvas y vinos en Mendoza.
El abordaje de la noticia llama la atención, pues esta entidad agropecuaria parece así celebrar la tan reclamada recomposición de los precios de la uva y el vino sin asegurarse que esta mejoría llegue efectivamente al productor. Peor todavía, se alegra cuando esta suba de precios se originó en el fuerte recorte de la oferta de uvas que sufrieron los productores.
Es decir que lo que el primer eslabón vitivinícola pueda estar recibiendo por la suba de los precios lo ha perdido por haber entregado una menor cantidad de kilos de uva a las bodegas. En la Bolsa de Comercio de Mendoza, el kilo de uva tinta para vinificar vale ahora unos 67 pesos, mientras que la blanca cotiza a 51 pesos, bastante por encima de lo que se pagaba en el arranque de la vendimia.
“Hubo una merma en la producción y una cosecha a la baja, puesto en números es casi el 20% menos en relación al año pasado. Esto ha equilibrado el mercado y ha dejado los stocks mas reducidos, lo que ha provocado una subida en el precio del vino y del mosto de manera marcada”, explicó Carlos Groselj, productor de vinos en Mendoza, secretario de la cooperativa Altas Cumbres y consejero de Coninagro por Fecovita.
“Esto en una primera instancia marcó una pérdida de consumo en mayo pero ahora está recomponiéndose un poco, y el productor vitivinícola percibe esa suba en su renta y ha sido un alivio”, agregó el cooperativista, casi descorchando antes de tiempo. Es oportuno aquí recordar que no siempre los productores reciben el valor actual por la uva cosechada este año, pues la campaña del vino nuevo comienza el 1° de julio y estos mejores precios se están aplicando por ahora sobre los stocks de vinos acumulados por las bodegas.
Fecovita es uno de los tres grandes jugadores del mercado bodeguero local. Vale recordar que el presidente de Coninagro, el mendocino Carlos Iannizzotto, es un histórico directivo de esa vitivinícola, una cooperativa de segundo grado que está entre las grandes compradoras de uvas, y a la que muchos viñateros independientes han criticado por pagar bajos precios por la cosecha en tiempos de vacas flacas, cuando la materia prima sobraba, no como ahora que falta.
Algunas cooperativas, de todos modos, comparten estos ciclos de precios con sus socios productores en aquellos casos en que estos vendan sus uvas en cuotas ajustadas por precio.
“El vino acompañó la suba de la uva de la cosecha. Pero ahora se estancó el precio. Fue una cosecha escasa y sumado al poco stock existente, hacen que esté muy ajustada la oferta y la demanda. Un litro de vino hoy representa más o menos entre un 20 /25% del valor en góndola, algo más que otros años y más o menos en la media del resto de los productos de las economías regionales”, indicó a Bichos de Campo Grariela Lizana, dirigente de los viñateros mendocinos independientes y enrolada en la CAME. En algún momento, Lizana regaló una botella de vino al presidente Alberto Fernández, pero para remarcarle que los productores solo recibían el 5% del valor final de la botella.
Con sentido común, Lizana cree que hay poco para festejar en esta situación. “El productor recibe un poco más por el aumento del valor pero tiene menos uva por la merma. Y lo peor de todo son los plazos de los pagos: seguimos cobrando con 6 a 10 meses. Es insostenible para soportar los aumentos en dólares de algunos insumos y los índices de Inflación en general”, añadió.
En este sentido, el informe de Coninagro recobra en algo la compostura, ya que allí el cooperativista Groseli reconoce que “los costos han aumentado considerablemente, ya sea lo vinculado a insumos, combustible y fertilizantes, en algunos casos en subas de más del 100%, sumado a la dificultad para conseguir algunos productos por restricciones a las importaciones”.
“Pero aun así el panorama es positivo para el productor, y solo juega un poco en contra el stock acotado para competir en el mercado externo”, agregó el integrante de Coninagro.
Por cierto, el Banco de Vinos de Mendoza -que es administrado por el Ministerio de Economía de la provincia- ha decidido no intervenir todavía en el mercado local, considerando que el mismo “se encuentra en equilibrio”.
Alfredo Aciar, presidente del organismo creado para dar previsibilidad a toda la cadena de valor productiva vitivinícola, comentó que el stock de vinos en poder de las bodegas “está en el orden de los 5,5 meses de comercialización”, a tono con los números de 2021. Si bien ese nivel supera los 5 meses de stock vínico, situación que habilitaría al Banco de Vinos a intervenir para estabilizar los precios, la diferencia es marginal debido a que no todo el vino que se encuentra en las bodegas está apto para ser despachado para consumo. La cifra de meses de stock vínico debería estar cerca de los 6 como para que realmente se pueda considerar un excedente.