“Lely es una empresa holandesa de origen familiar. Hoy sigue al mando uno de los hijos del fundador. Siempre se planteó, desde sus orígenes, facilitarle la vida a los productores. Arrancó en la década del 40 haciendo implementos agrícolas, y siempre tomaron el desafío de generar una vida mejor para los que estaban involucrados en los trabajos rurales”, nos contó Patricio Lo Greco, ingeniero agrónomo y uno de los gerentes zonales de esa marca en el país.
Aliviar a los que laburan en el campo. El concepto parece medio marketinero, pero explica a la perfección por qué finalmente la empresa Lely enfocó todos sus cañones a la producción lechera, donde se trabaja a toda hora y todos los días del año: no debe haber trabajo más exigente que el de un tambo y de allí que la búsqueda de “un alivio” debe ser bienvenida por todos sus integrantes.
Patricio sigue con la historia resumida de Lely: “Hoy hace hace unos años que su único objetivo es la automatización de los tambos. Arrancó en ese proceso en la década del 80, lanzando el primer robot comercial del mundo en 1992”. Se trató del Lely Astronaut, que aquí posa para la foto:
-¿O sea que este año se están celebrando 30 años del primer robot ordeñador del mundo?
-Treinta años, correcto. De hecho, alguno de los primeros modelos de robots que se instalaron en el año 95 siguen funcionando hasta el día de hoy en algunos lugares de Europa.
Mirá la entrevista con patricio Lo Greco:
-Cuando uno habla de un robot en el tambo, imagina un robot desplazando al viejo tambero…
-El concepto del robot está dentro de lo que nosotros entendemos como un sistema. Y el sistema implica automatizar algunas tareas que antes nos forzábamos a realizar siempre de la misma forma. La primera pregunta que salió fue ¿por qué no lo hacemos con una máquina y relocalizamos a la persona en la actividad diaria?
-¿Entonces no es expulsar a la persona sino darle otra tarea?
-Correcto. Es humanizar la tarea de la persona, o sea es sacar a la persona de hacer una tarea repetitiva que perfectamente puede hacer un robot.
-¿Y la única tarea básicamente que hace el robot es ordeñar la vaca?
-Exactamente, la tarea repetitiva de ordeñar. También lo que es la limpieza. Higienizar y la desinfección del pezón también es algo que hace un robot.
Patricio insiste en que, de todos modos, el robot es parte de un sistema integral, donde la que sigue teniendo la voz cantante es la vaca que está siendo ordeñada. “Entendemos la vaca que con sus propios biorritmos, con sus propias necesidades. Entonces lo que el sistema propone es el tráfico libre de esas vacas, la vida en libertad de esa vaca. Por eso esa vaca elige el robot para ordeñarse, está en un ambiente brindado por el productor, con agua, con comida, con espacio. Digamos que le damos la posibilidad de poder ordenarse automáticamente sin entrar en contacto con las personas”.
-Me mata la frase que usaste: “Le damos la posibilidad”. ¿Ella decide cuándo va a ser ordeñada?
-Correcto. Eso es uno de los principales motivos de porque se desarrolló el robot. O sea, es volver a tener la vaca en el centro, poder brindarle mejor calidad de vida a las personas, y con esa calidad poder replantear el trabajo de la gente sobre la vaca. Entonces tenemos un robot que ordeña la vaca pero que a la vez recolecta más de 120 datos por día de esa vaca, que nos permiten entender cómo es esa vaca.
-¿El robot está conectado con una serie de sensores? ¿Mientras el robot la está ordeñando la va midiendo?
-La mide 24 horas al día a través del collar. Junto con el robot dijimos ‘vamos a hacer una batería de sensores que van a estar pensando tanto en la vaca como la leche que nos está dando esa vaca’. como la grasa, la proteína, la temperatura, etcétera.
-Entonces se van midiendo variables que son incluso definitorias para el negocio. ¿Vos podés calificar y vender tu leche mejor o peor según esa medición?
-Exactamente. Y eso es un a de las cosas que concuerda con la visión de Lely en su momento. Hoy tenemos ya un montón de algoritmos que nos predicen y nos ayudan a la toma de decisión para gerenciar nuestros sistemas.
-¿Cuáles son los placebos que le pone el robot para que la vaca ingrese?
-El estímulo primordial para la visita de la vaca del robot es la comida. Y si me preguntás, me debería remontar mucho en el tiempo para que la vaca tenga un placer en la actividad de ordeñar. Mucho tiempo atrás, quizás unos 50 años atrás, para que quizás pueda ser comparable. Hoy, creo, la no intervención en el rodeo hace que la vaca se sienta más vaca.
-Y está a salvo de los gritos del humano, de algún golpe…
-Cuando uno ve los tambos que ya tienen una historia y un recorrido con el ordeño automatizado, lo que transmite ese ambiente es tranquilidad. O sea, no hay ningún grito. Si uno quiere hacer el ejercicio, uno puede meterse en ese rodeo y puede estar interactuando con las vacas tranquilamente. En general, en los rodeos convencionales es muy difícil acercarse sin que la vaca salga para otro lado.
-Si es tan maravilloso el robot, y si no expulsa gente… ¿Cuál es el impedimento para la Argentina todavía la adopción de esta tecnología sea limitada?
-Nosotros arrancamos hace relativamente poco tiempo. Hace cuatro años pusimos el primer robot en marcha acá en Argentina. Hoy ya tenemos más de 70 funcionando y otros 100 para instalare este año. La verdad es que nos ha sorprendido para bien. Creíamos que la curva iba a ser diferente, que iba a ser más lento. Lo que si seguimos viendo como gran limitante sigue siendo parte del financiamiento.
-¿Y qué sucedió en otros países? ¿Cómo se usa esta tecnología en Holanda?
-El porcentaje de adopción de esto es altísimo en los países que ya tienen más historia, el 80 o 90% de las nuevas inversiones van hacia la robótica. En Argentina estamos viendo procesos similares, quizá con limitantes.
-Como siempre: Empezamos tarde y lento porque la incertidumbre te asusta.
-Asusta la incertidumbre, pero es lo que estamos viendo. También tenemos nuevos actores en el mercado. De hecho tenemos clientes que han decidido entrar al negocio de la lechería, apostar por el tambo gracias a la tecnología. Entonces también abre una nuevas opciones para gente que no era del rubro y que no necesitaba conocer el rubro para poder invertir.
-¿La del robot es una suerte de revolución todavía incipiente?
-Claramente hay un cambio en paradigma, porque cambia también el sentido de manejo de los sistemas, siendo más proactivos y actuando más preventivamente. Por eso las vacas tienen mejores salud, duran más y tienen mejores vidas las vacas y también las personas. Y hacemos sistemas menos complejos de los que teníamos antes. Lo complicado si uno quiere es la máquina, pero el sistema te simplifica la vida.