El curtido de cueros es una actividad ruda que usualmente es llevada a cabo por hombres. La idea de un grupo de mujeres de la provincia de Catamarca fue rescatar ese oficio, profesionalizarlo, y llevarlo a otro nivel, incluso incorporando cueros de especies no tradicionales.
Así nació la cooperativa “Curtiendo nuestras raíces”, ubicada en Huillapima, ciudad cabecera del departamento de Capayán y a pocos minutos de la capital provincial. Aunque trabajan el cuero de varias especies ganaderas, en especial cabras, hoy ostentan ser la primera cooperativa en todo Latinoamérica en hacerlo con cuero de llama, un animal común en la Puna catamarqueña pero que siempre se lo aprovechó solamente para obtener la fibra y la carne.
Lo curioso de ese proyecto, que tuvo el apoyo del INTA para conseguir fondos e instalarse, no es sólo el producto final, que es una amplia gama de accesorios y prendas, sino también lo que sucede antes: Sus proveedores de cueros son, en su mayoría, también mujeres, que suelen estar a cargo de la cría en los departamentos de Capayán, La Paz, Tinogasta y Antofagasta de la Sierra.
“Siempre nos dicen que una cooperativa es una empresa, pero yo no lo siento así. Yo veo que se juntan 20 o 30 corazones buscando una meta, que en el caso de esta cooperativa es transmitir lo que hacemos a las nuevas generaciones”, describió Irene Escalante, una de las impulsoras de “Curtiendo nuestras raíces”.
En efecto, la propuesta es recuperar una práctica ancestral como lo es la curtiembre y además demostrar que con eso pueden emprender y cuidar el medioambiente. En el caso de la llama, el cuero siempre fue desechado, hasta que este grupo de cooperativistas demostró su valor, sin necesidad de usar químicos y de forma manual.
“Es un cuero único”, señala Irene. Y pueden demostrarlo con la amplia gama de productos que hacen, desde chalecos y guantes, hasta ponchos, alfombras y mantas. De hecho, de cara a la Rural de Palermo, la cooperativa ya está trabajando en los vellones de llama, a los que presentará como novedad.
Acompañadas por la Escuela provincial de Artesanías y el INTA, este grupo de trabajadores -en el que también hay algunos hombres- ha sido reconocido como el emprendimiento del año 2024 a nivel nacional. En particular, se les reconoció el innovador proyecto de teñidos al natural, en el que usan mosto de vino.
Gracias a este subproducto, usado en la fermentación, los cueros adquieren el tono violáceo propio de la bebida. Además, se refuerza la propuesta de potenciar la economía circular, porque aprovechan un subproducto que suele desecharse en el proceso de producción vitivinícola.
Tal ha sido la notoriedad que adquirieron, que este grupo de 14 mujeres y 6 hombres trabaja a diario para cubrir la demanda y prepararse para las ferias en la región y todo el país.
Su circuito ya lo tienen cubierto. A mediados del año pasado, el gobierno provincial les otorgó la personería jurídica, lo que es crucial para acceder a certificaciones y llevar adelante otros proyectos, y gracias a que elaboraron una “Ruta del cuero” en conjunto con el INTA, el mapa de sus proveedores de materia prima está muy aceitado.
Mirá la entrevista completa con Irene Escalante:
“Estamos muy contentas”, expresó Escalante, que todavía se sorprende al ver cómo ha crecido ese proyecto nacido por una inquietud.