Cristian Zorzón es cuarta generación de productores de algodón, siempre en la zona de Reconquista. Cuando nació su abuelo en 1932, su bisabuelo ya se dedicaba al cultivo textil, aunque “en esa época la empresa familiar también era productora de tabaco”, nos relata quien ahora es presidente de la APPA (Asociación para la Promoción de la Producción de Algodón).
El tabaco fue, casi no queda en esta zona del norte santafesino. Pero el algodón sobrevive y la APPA, nacida en 2000, luego de una gran crisis algodonera hacia fines de los años 90, ha sido responsable de ese permanecer. Un seguir que ahora, de a poco y siempre entre altibajos, se está convirtiendo en revancha.
¿Por qué fue importante APPA para la supervivencia del algodón? Porque la crisis del cultivo tuvo que ver con que los precios cada vez más bajos de esa fibra textil en el mercado internacional, del que Argentina es un jugador marginal. no llegaban a compensar los costos de producción, que incluían incluso muchas veces la cosecha manual. Era el acabose hasta que una serie de innovaciones tecnológicas, que fueron promovidas desde esta entidad que integra a todos los jugadores de la cadena, permitieron dar vuelta esa ecuación.
En Reconquista/Avellaneda esa integración se siente con mayor fuerza que en otras regiones algodoneras, porque allí permaneció el mayor polo agroindustrial vinculado a la fibra a pesar de que el cultivo pueda haberse desplazado con el correr de los años hacia otras zonas, como el este de Santiago del Estero.
Mirá la entrevista con Cristina Zorzón:
“En algún momento las cosechas eran manuales. Pero bajaron los precios y la relación con los costos de producción no daba más. Ahí se dejó de sembrar el algodón”, resume con pocas palabras el directivo una historia de varias décadas. Luego contará a Bichos de Campo cuáles fueron las innovaciones tecnológicas que permitieron revertir esa situación.
¿Qué innovaciones? Zorzón nos menciona para empezar el surco estrecho. “En la provincia de Santa Fe ahora se siembra una gran proporción -más del 90%- a surco estrecho de 52 centímetros, como se siembra una soja o un maíz”.
Eso permitió incrementar notablemente las productividades del cultivo, pero a la vez fue necesario reconvertir el sistema de cosecha por uno mecanizado llamado stripper, donde las cosechadoras van levantando los capullos y los someten a un sistema de pre limpieza, separando la perilla del capullo de la fibra.
-¿Entonces después de la gran debacle el algodón resurgió más profesionalizado?
-Sin dudas, porque en el sistema stripper se utiliza la misma tecnología que en los granos. Hoy vos hablas con un hilandero de la zona y seguro que tuvo que adaptar su fábrica a la producción por cosecha stripper, porque el algodón ahora viene un poquitito más sucio, porque es un sistema donde juntas un poquito más de basura. Por eso tuvieron que instalarse sistemas de pre limpieza .en las hilanderías. Es un sistema barato para la cosecha pero que anda muy bien y puso al algodón otra vez en escena económica.
El aporte de APPA, que surgió para dar una mano al gobierno de la provincia para evitar una catástrofe de la actividad algodonera, fue una de las claves de esta transformación. La siembra, a partir de ese trabajo, se estabilizó en unas 70 mil hectáreas en la provincia en los últimos diez años.
“No tendrá la importancia de la soja o el girasol, pero es un cultivo que se está estableciendo porque está compitiendo muy bien. Justamente tenemos periodos hídricos muy críticos en febrero los últimos años y el cultivo del algodón se banca muy bien”, explica Cristian.
Este trabajo en cadena para promover la cooperación público privada fue clave para que en 2004 se pudiera diseñar un primer prototipo de cosechadora stripper en conjunto con el INTA Reconquista. Y como aquel equipo dejaba algodón en el piso, luego surgieron las enrolladoras y enfardadoras. “Eso permitía cosecha y dejar los fardos o rollos protegidos por plástico en el campo o acopiarlo directamente en las desmotadoras. Antes había que sacar turno”, recuerda Zorzón.
Ahora el apoyo de APPA se canaliza hacia la fabricación de las primeras cosechadoras autopropulsadas que se montan en el país, allí mismo en una pequeña empresa de Reconquista. “Ya se fabricaron dos y hay cuatro más en producción”, se entusiasma Zorzón.
-¿Y cuál es el próximo capítulo de la historia del algodón?
-Estamos pensando en eso. Y si todo apunta a aumentar la superficie sembrada de algodón en la Argentina, bueno hay que vender ese algodón. Por eso estamos viendo la forma de producir una fibra con trazabilidad, con denominación de origen, e incluso con una marca propia de la Provincia de Santa Fe. Necesitamos trabajar en eso, concentrarnos en producir algodón en función de la demanda.
-¿Y hay chances de hacerlo?
-Hay chances. Pero hay que recuperar la confianza en la Argentina, hay que volver a posicionar el algodón argentino como corresponde. Tiene que ser reconocido a nivel mundial y en eso estamos.
-¿Y crees que podrá haber una quinta generación de Zorzón produciendo algodón en el norte de Santa Fe?
-Yo ceo que sí.