Producto de la mala conectividad que hay en Venezuela, que llena de interferencias una conversación telefónica, hablar con el productor Hernán Torre ha sido casi una misión imposible. Quizás esa falta de claridad en las líneas sea la que dé lugar a pensar que quién está del otro lado es un ciudadano venezolano, cuando en verdad se trata de un cordobés -oriundo de la localidad de General Baldissera- que se fue de Argentina hace más de diez años.
A pesar de que el proyecto original de asesorías a empresarios que lo llevó a radicarse en Venezuela en 2010 no prosperó, Torre optó por seguir apostando a sus conocimientos en el sector agropecuario. Hoy forma parte de Polo Sojero, un emprendimiento que realiza consultorías en agronomía, ganadería, gerenciamiento y operaciones comerciales en ese país, a la par que busca impulsar el desarrollo de la soja y la siembra directa, actividades aún no tan difundidas allí.
Antes de hacer cualquier tipo de observación sobre el mercado, el cordobés afirma que primero se debe entender la situación actual de Venezuela.
“Hasta el 2018, Venezuela venía regulando la economía con controles de precios. En 2018 ese sistema económico colapsa y el Estado abre el mercado. Allí la economía se empezó a autorregular, y los sectores agropecuario e industrial empezaron a intentar producir pero se encontraron con el inconveniente de la falta de crédito. El sector financiero está quebrado, por eso hay muchas tierras disponibles para la venta”, explicó Hernán Torre a Bichos de Campo.
-¿Cuánto cuesta una hectárea de tierra en Venezuela?- le preguntamos al consultor.
-Venezuela se dolarizó a partir del 2018 y hoy ya se pueden abrir cuentas en dólares. Te diría que el 70% de la economía está dolarizada. El precio promedio por hectárea está entre los 400 y los 500 dólares. Hay zonas un poco más desarrolladas donde la tierra es más cara, pero en ningún caso se superan los 1.000 dólares por hectárea. Aquí el tipo de cambio se está tratando de unificar. Un dólar son más o menos 4,60 bolívares.
-¿Cuán complicado es invertir allí?
-No es complicado, es muy abierto. Las inversiones extranjeras pueden venir sin problema. Aquí hay dos tipos de tenencia de la tierra. Una tierra es del Estado, que es casi el 70% del total. El otro 30% es la tierra privada. En cualquiera de los dos casos se puede invertir, ya sea entre privados o a través de un acuerdo con el gobierno.
-¿Qué implica para un productor invertir en tierras del Estado?
-Que no vas a tener es la titularidad de la tierra y eso te complicará las cosas a la hora de pedir un crédito. En Venezuela en este momento no hay créditos. Nosotros recomendamos que si vienen inversores de afuera obtengan la titularidad de la tierra para tener un seguro.
-Además del nivel de desarrollo, ¿la diferencia de precios también tiene que ver con una cuestión de fertilidad de los suelos? ¿Hay zonas en dónde se produce más que en otras?
-Sí. Tenemos zonas como el Estado Portuguesa, que sería la zona núcleo que nosotros conocemos. Allí se ha desarrollado mucho la agricultura, tiene mejores suelos e infraestructura. Después tenés en el centro del país una zona más agrícola-ganadera, que es el Estado Guárico. También tiene suelos muy buenos. Y después en los Estados Anzoátegui y Monagas hay suelos mas arenosos pero con mucha agua subterránea para riego.
En lo que respecta a la actividad agrícola, Venezuela tiene disponibles 25 millones de hectáreas, de las cuales usa una mínima parte ante la falta de inversión. Su principal consumo es el maíz, del cual se requieren 4,5 millones de toneladas para abastecer al consumo interno. Sin embargo, en la última campaña solo se sembraron 150.000 hectáreas –un 60% de maíz blanco y un 40% de maíz amarillo- por lo que se debió importar el resto.
Algo similar ocurrió con la soja. Se sembraron 6.000 hectáreas en todo el país, pero el consumo interno demanda al menos 1,2 millones de toneladas de soja al año. El tercer cultivo en importancia es el arroz, para el cual se sembraron 40.000 hectáreas en la última campaña.
Venezuela también produce frijol –poroto- chino aunque se exporta en su totalidad. En el último año se sembraron 180.000 hectáreas.
¿Y qué pasa con la ganadería? Cuenta con un rodeo de entre 13 y 15 millones de cabezas, distribuidas entre bovinos y búfalos, del cual solo se consume el 40%. “Está bajo el consumo de kilos de carne por habitante. Se consume menos de lo que se debería porque el poder adquisitivo de la sociedad no le permite consumir el total”, explicó Torre.
Aún con este excedente, ningún producto cárnico se exporta ya que Venezuela no está reconocido como libre de aftosa. Recientemente el país logró acordar con Libia, Irak y Turquía el envío de algunas jaulas de ganado en pie, pero los protocolos sanitarios para exportar carne congelada siguen en discusión.
-¿El bajo porcentaje de superficie utilizada tiene que ver con altos costos de producción?
-No es una cuestión de costos sino de financiamiento. Los costos cambiaron mucho porque hasta el 2018 todo era subsidiado: las semillas, los fertilizantes, los combustibles, el crédito. A partir de que el Estado deja de regular todo, los costos se hacen internacionales. Hoy tenemos un costo de soja y de maíz a precio internacional, pero tenemos un precio de venta interno 50% por encima del valor de Chicago.
-¿Cómo se explica eso?
-Eso ocurre porque no se llega a cubrir la demanda interna. La agroindustria tiene que salir a comprar afuera y cuando lo hace tiene que pagar a precio Chicago, y sumarle el flete, los costos comerciales, los aeroportuarios. Ese es el precio al que está vendiendo el productor interno. Es como que tenemos un desacople inverso. No estamos acoplados al mundo pero lo que vendemos nosotros sale al costo internacional, más todo lo que cuesta traerlo para acá.
-Entonces la situación para el productor es positiva, no así para el consumidor.
-Para el productor interno es sumamente rentable. Si yo tengo un maíz por el que pago 800 dólares por hectárea de costo, lo vendo a 300 dólares la tonelada. El problema es que el productor no tiene plata para poner ese negocio en marcha. A nivel consumo, eso todavía se está autorregulando porque es una economía que viene de un quiebre total
-¿Cómo se podría resolver ese desacople inverso?
-La única forma de cambiar eso, que sería una mejora para el consumidor pero perjudicaría al productor, sería lograr cubrir la demanda interna.
-¿Los insumos se consiguen o puedo tener problemas con eso también?
-Venezuela es un país riesgoso en ese sentido pero en el mercado se consiguen todas esas cosas. La escasez extrema que se vio fue entre el 2015 y el 2018, cuando se terminó de destruir la economía. En ese momento no había comida, ni papel higiénico o toallitas femeninas. A partir de ese 2018 la economía se empezó a acomodar, pero va a llevar su tiempo porque no hay financiamiento.
-En cuanto a la venta, ¿puedo tener algún problema o todo lo que produzca lo voy a poder vender?
-Todo lo que produzcas aquí lo vas a poder vender aquí, y la idea es venderlo aquí porque te van a pagar más que si lo exportaras.
-¿Venezuela tiene capacidad de industrializar su producción primaria o importa productos terminados?
-Aquí adentro hay mucha capacidad industrial. Te diría que la industria está a un 10%. Incluso hay plantas de almacenamiento para dos millones de toneladas pero no hay producción.
-Si finalmente decido invertir en Venezuela, ¿qué pasos debo seguir para comprar tierra allí?
-Tenés que hacer una asociación aquí, buscar la tierra y comprarla. Nosotros les recomendamos a los inversores que siempre hagan negocios con gente que conozcan. Hay mucha chanta por aquí, mucho engaño, mucha estafa. Han venido incluso Los Grobo en 2005 y se les ha complicado hacer las cosas aquí. Hicieron un acuerdo con el gobierno para sembrar 10.000 hectáreas, y sólo sembraron 1.000. Se pegaron la vuelta porque Venezuela es atípica con su idiosincrasia, la gente aquí está de fiesta. Hay que tener un knowhow muy fuerte para saber cómo se maneja la cosa.
-¿Qué problemas puedo tener con esa idiosincrasia si llevo mi producción para allá?
-Que te jodan, que te estafen. Hay muchas empresas que han venido desde Argentina y han terminado estafadas. Lo que se vio siempre de afuera con Chaves y Maduro, eso es el venezolano.
A continuación Torre agregó: “Lo que ocurrió en 2018 fue que el Estado entendió que tenía que migrar a una economía de libre mercado. Es una economía con control político al estilo de Rusia, China o Irak. En definitiva hubo una transición económica pero no se dio ninguna transición política. Creo que va a seguir todo como esta”.