Esta semana se realizó el evento Mercosoja 2022 en Foz de Iguazú, que contó con la participación del vicepresidente de Brasil, Antonio Hamilton Mourão, quien destacó la importancia del cultivo y de la cadena sojera en el desarrollo económico del país.
Las comparaciones son odiosas, pero es imposible recordar que la actual vicepresidenta argentina, cuando era la presidenta, menospreció al cultivo al caracterizarlo de “yuyo”, a pesar de que se trata del principal generador de divisas de la economía argentina.
El general Mourão destacó el trabajo de Embrapa (el equivalente al INTA en Brasil y organizador del Mercosoja) y su aporte al desarrollo productivo de Brasil, que se transformó en las últimas décadas en uno de los mayores productores y proveedores mundiales y confiables de productos agroindustriales y alimentos.
Mientras tanto en la Argentina una vez más regresaron, ahora de la mano del gobierno de Alberto Fernández, las limitaciones al comercio internacional y el incremento de la carga impositiva.
Por caso, la soja tributa derechos de exportación del 33% y a eso hay que agregar la “retención cambiaria” y “retenciones encubiertas” disfrazadas de fideicomisos solidarios, por lo que el productor argentino cobra en pesos la tercera parte del valor que reciben sus pares en Brasil, Paraguay o Uruguay.
“Hablar de soja, agroindustria y seguridad alimentaria presupone prácticas sustentables y de preservación ambiental. Lineamientos innegociables en los nuevos tiempos que obligan a Brasil y a toda la cadena del agronegocio a enfrentar con valentía y determinación el desafío ineludible de seguir ampliando la producción en las fronteras agrícolas, preservando el medio ambiente y en particular nuestra Amazonía”, dijo el vicepresidente de Brasil al inaugurar el evento.
Además, resulta casi impensable que el presidente o vicepresidente del gobierno actual se presentaran en la apertura de un seminario de tales características en la Argentina, dado que consideran que el agro es una actividad no apta para dar grandes noticias.
La seca que tanto perjudicó a la Argentina, también afectó a Brasil, pero lo cierto es que la siembra de soja (y también de maíz) de Brasil seguirá creciendo para intentar recuperarse del golpe climático del ciclo 2021/22.
Argentina tuvo su pico de producción en el ciclo 2014/15 cuando se cosecharon 61 millones de toneladas de soja; desde entonces, la superficie dedicada al cultivo se redujo 17% y la cosecha un 25%, tomando los datos oficiales del Ministerio de Agricultura.
Dos naciones tan cercanas y tan distintas.