Fernando Andreote es investigador de la Universidad de San Pablo y uno de los mayores referentes en microbiología agrícola de Brasil. En el marco del Congreso de Biológicos organizado por Casafe, hace unas semanas, explicó cómo ese país logró posicionarse como líder en el desarrollo y adopción de insumos biológicos para la agricultura. También dejó recomendaciones concretas para Argentina, que recién comienza a transitar ese camino.
“La diferencia en Brasil fue que el productor encontró una necesidad concreta que los biológicos podían resolver: el control de nemátodos. Esa demanda aceleró todo el proceso. En Argentina, el escenario es distinto. Lo que puede impulsar el crecimiento del mercado son otros beneficios, como la promoción del crecimiento vegetal y una mejor eficiencia en el uso de nutrientes”, explicó.
Andreote remarcó que no se trata de reemplazar productos de síntesis química por biológicos de forma automática, sino de entender sus funciones, manejarlos correctamente y darles tiempo. “Cuando aplicamos los insumos de forma adecuada, vemos resultados. Ver los resultados es algo que difícilmente haga a un productor volver atrás”, aseguró.
Para el experto, una de las claves es que el productor pueda comprobar en el lote lo que estos productos aportan. “Lo que hacen los biológicos es algo que ahora, con el conocimiento que tenemos, podemos manejar. Podemos mejorar las condiciones biológicas del suelo o del cultivo, y eso hace más fácil comprender su potencial”, planteó.
Mirá la entrevista competa con Fernando Andreote:
En cuanto a qué tipo de productos predominan en Brasil y qué podría replicarse en la Argentina, Andreote apuntó: “En Argentina creo que van a ser más importantes los promotores de crecimiento y los productos para mejorar la tolerancia a sequía. También los inoculantes. Tal vez los biodefensivos se usen más en la parte aérea que en las raíces. Pero eso lo va a validar el productor. El mercado va a decir qué es lo que funciona”.
Finalmente, se refirió al futuro de esta industria, que ya no es promesa sino presente. “Hay dos grandes áreas a seguir. Una es el desarrollo de nuevas tecnologías: metabolitos, mezclas de microorganismos, manipulación genética de microbios. Todo eso ya lo sabemos hacer, pero todavía el mercado no tiene necesidad de incorporar esas soluciones. Y la otra parte es la industrial: construir plantas, fermentadores, escalar la producción. Eso en Brasil creció mucho en los últimos años y con el desarrollo del mercado en Argentina creo que va a ser lo mismo”, cerró.