Julieta Forissi era maestra jardinera cuando la vida le dio un giro inesperado. Tuvo que hacerse cargo de sus dos pequeños hijos y de un incipiente negocio que había comenzado su difunto esposo, el ingeniero agrónomo Roberto Ramond.
El emprendimiento en cuestión es La Reina Nuez Pecán, un pujante negocio familiar que se ha propuesto agregarle valor al fruto de la nuez pecán, creando una variedad de productos que van desde deliciosos alimentos hasta cosméticos. Como todo en la vida puede ser circular, los Ramond aprovechan la cáscara del fruto para elaborar alimento balanceado, que luego usan en el engorde de su ganado.
En 1986, Roberto Ramond era empleado de la empresa Monsanto, lo que lo obligaba a viajar con frecuencia a Estados Unidos, principal productor mundial de nuez pecán. Comparando los climas y suelos de Texas con los de Entre Ríos, el ingeniero agrónomo llegó a la conclusión de que este fruto podría prosperar en Argentina. Con esa intuición, y sin pensarlo demasiado, plantó 15 hectáreas de nogales en San José, una localidad entrerriana.
Según contó Eduardo Ramond, hijo de Roberto y Julieta, los primeros pasos de su padre en el mundo del pecán fueron a puro acierto y error. “Mi papá iba a capacitarse a Estados Unidos y allí conoció el cultivo del pecán. Por eso decidió importar material genético del USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) y plantar 15 hectáreas. En ese entonces, todo se hizo a prueba y error, ya que no existían plantaciones comerciales en el país”, comentó Eduardo a Bichos de Campo. Hoy, él es quien se ocupa de la producción y comercialización mayorista en la empresa familiar.
Justo en 2003, cuando Roberto ya había encaminado el negocio y dominaba el cultivo de pecán, la vida lo sorprendió con un golpe fatal. Fue entonces cuando Julieta asumió la posta. En ese momento, ella tenía 33 años y ningún conocimiento sobre la administración de un campo, mucho menos sobre una planta procesadora. Julieta era maestra jardinera.
“Mi mamá no sabía nada sobre el pecán. Apenas tenía lo que mi papá le contaba. Pero con la creatividad de una maestra jardinera, le fue dando valor agregado al negocio. Hoy producimos nueces pecán acarameladas, bañadas en chocolate, nueces pecán saladas, pasta de nuez, alfajores, aceites, harinas… Y hasta cremas para las manos, faciales e hidratantes corporales, todo hecho con aceite puro de nuez pecán”, contó orgulloso el joven Eduardo.
En La Reina Nuez Pecán, nada se desperdicia. “A diferencia de muchos otros cosechadores y procesadores de nuez pecán, que usan la cáscara para rellenar caminos, nosotros la aprovechamos para producir un alimento balanceado que utilizamos para el engorde de nuestros animales”, explicó Eduardo.
A lo largo de los años, Julieta fue involucrando a sus hijos en el negocio. Todos tienen bien definido su rol dentro de la empresa, lo que ha permitido a la familia abarcar distintas áreas del sector. Además de procesar la producción de su finca de 60 hectáreas, la familia acopia, procesa y comercializa el 10% de la producción anual de nueces del país, dando empleo estable a unas 20 familias.
“Hoy, Argentina produce alrededor de 3.000 toneladas de nuez pecán con cáscara al año. Nosotros comercializamos entre un 8 y un 10% de esa producción, lo que equivale a casi 300 toneladas. De esas 300, 140 son nuestras, el resto las compramos a otros productores y las procesamos en nuestra planta de pelado. Desde aquí, distribuimos para todo el país”, detalló Eduardo.
Aunque el volumen de producción es importante, el objetivo de los Ramond es seguir creciendo, pero siempre enfocados en el mercado nacional. “Nosotros estamos muy enfocados en el mercado interno. No exportamos porque creemos que el pecán se distribuye muy bien en Argentina. Aquí tenemos clientes exigentes y una creciente demanda de productos con un alto valor nutricional”, explicó el productor e industrializador.
Dentro del mundo del pecán, esta familia no deja de innovar. Hasta 2014, tuvieron un vivero que abastecía a gran parte de la Argentina con plantines. “De nuestro vivero salieron plantines para el Gran Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes. Hoy les compramos la cosecha a esos productores y la procesamos en nuestra planta”, precisó Eduardo.
Sin embargo, Julieta y sus hijos siguen soñando. Uno de sus proyectos más inmediatos es ampliar la planta y mejorar el equipamiento. En ese sentido, la familia mira hacia atrás con nostalgia pero también con orgullo: hoy pueden importar maquinaria sofisticada desde Estados Unidos, pero al principio pelaban las nueces manualmente, usando solo un rompenueces. “Estamos ampliando nuestra planta de pelado. La idea es aumentarla un 35% para poder procesar más volumen”, explicó Eduardo.
Su sueño de llevar la marca La Reina Nuez Pecán a lo más alto del mercado nacional sigue firme, y surgen ideas como “La Boutique de la Nuez Pecán”, un proyecto que quieren replicar en varias partes del país.
“Estamos analizando abrir una cadena de tiendas en Buenos Aires para llegar más directamente al consumidor final. Muchos porteños, cuando vienen a Entre Ríos de vacaciones, prueban nuestros productos y luego quieren comprarlos pero no saben dónde encontrarlo. Tenemos una tienda virtual, pero la gente prefiere ir directamente al local y elegir ellos mismos lo que van a llevar”, concluyó Eduardo.