Si bien el principal problema que afecta al sector agropecuario argentino es la falta de competitividad ocasionada por los derechos de exportación, existen muchos otros “drenajes” de ingresos que afectan al sector que es el principal generador de divisas de la economía.
Con el nuevo esquema cambiario vigente a partir del pasado 14 de abril, el dólar para liquidar operaciones agrícolas es el BNA Divisa comprador (cuya última cotización fue 1161 $/u$s) y para comprar insumos es el BNA Divisa vendedor (1170 $/u$s).
Eso implica, considerando la diferencia entre ambos, que existe una brecha del 0,77% que debe ser afrontada por las empresas agrícolas al momento de adquirir insumos dolarizados, como es el caso de fitosanitarios, fertilizantes y semillas, entre otros.
Si bien puede parecer poco, la realidad es que en la actual coyuntura de apreciación cambiaria cualquier dólar adicional cuenta al momento de planificar el negocio agrícola.
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Durante la convertibilidad en los años ‘90, en la cual había una paridad uno a uno entre el dólar estadounidense y el peso argentino, los empresarios agrícolas tenían la posibilidad de cobrar las ventas de granos en moneda estadounidense.
Sin embargo, a partir de 2002 se estableció la obligatoriedad de liquidar todas las exportaciones en el Mercado Único y Libre de Cambios, de manera tal que los dólares generados por el agro pasaron a ser monopolizados por el Banco Central (BCRA), quien, a cambio, transfiere pesos.
En 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, se estudió un proyecto orientado a habilitar la liquidación de granos en dólares estadounidenses, aunque finalmente esa iniciativa fue descartada.
Es importante entender entonces que las exportaciones agroindustriales realizadas por el sector privado están brindando un servicio público al permitir la recomposición de las reservas internacionales del BCRA, para lo cual, lejos de registrar un beneficio, se produce una extracción a causa del diferencial existente en el tipo de cambio que se recibe al vender granos versus el que se emplea para comprar los insumos necesarios para producirlos.
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