Se sigue ampliando la brecha de precios entre los terneros de cría, que tienen como destino el engorde, y el ganado ya gordo que termina en la faena. Esta situación amplía las pérdidas entre los feedloteros, que se dedican justamente a echarles kilos encima a los bovinos.
Para los criadores, en cambio, es un buen dato que el ternero valga cada día más. Sus ingresos mejoran también de la mano de la liberación del cupo de carne de vaca vieja para abastecer al mercado de China. Ese país sigue elevando los precios y esa firmeza se muestra en el Mercado de Liniers, donde las vacas tipo conserva o manufactura se venden en 110 y 130 pesos. Es decir, por encima de lo que valían antes de que se iniciara el cepo a la carne.
En cuanto a los precios de los terneros, la mejora tiene que ver con diferentes cuestiones. La oferta es menor en esta época del año, y además 2021 tuvo una reducción en la zafra de terneros de 500 mil cabezas. Pero por sobre todas las cosas lo que juega es el temor a la evolución de la economía argentina, que lleva a que se busque a cualquier costo refugio para el capital. Comprar terneros es una de las fórmulas para deshacerse de los pesos.
Los recriadores que tienen pasto en el campo gracias a que las lluvias vienen acompañando y favoreciendo la producción de forraje son los que mejores precios pagan. El ternero de 180/200 kilo se negocia entre 260/280 pesos por kilo vivo, lo que implica una diferencia de 50% con relación al promedio de octubre para novillitos y vaquillonas. Aunque por terneros más livianos se vieron en los últimos remates precios de hasta 300 pesos.
Con respecto a las mejores cotizaciones de los lotes de feedlot, que llegan a los 200 pesos, la diferencia es de 40%. Sigue siendo alta cuando el año pasado a esa época y con una firme demanda por la invernada la diferencia era de 30%.
En su último Lote de Noticias del Rosgan la analista María Julia Aiassa analizó: “La realidad es que la mayor suba está dada por una cuestión de expectativas. Claramente la hacienda sigue siendo cobertura de valor y el peso de las expectativas respecto del escenario económico post elecciones es muy grande”.
La continua pérdida de valor de la moneda y los temores a una devaluación impulsan la reposición de hacienda al precio que se pueda.
La mejora también alcanza a los vientres. El consignatario Roberto Mondino indicó que “por vaquillonas preñadas generales se paga entre 100 y 110 mil pesos de hacienda; por las vacas paridas de rodeos generales pero de calidad se pagó en nuestro último remate 140 mil pesos. Se paga la calidad y la hacienda que ya tiene dos años y parición probada. Eso habla bien de las ganas que tiene el productor de seguir invirtiendo y los temores a la situación económica”.
En rigor, son valores que duplican a los del año pasado para esta misma época.
Mientras tanto, las cuentas de los engordes a corral -según directivos de la Cámara de Feedlot- son claramente negativos. Se pierden 4 mil pesos en el engorde de haciendo liviana y más de 8 mil en la producción de novillos.
En cuanto a la posible evolución del mercado, muchos esperan una recomposición de valores de la hacienda de consumo -y de la carne vacuna- hacia fin de año en función de la caída de las existencias en los feedlots, pero por otro lado hay que tener en cuenta la debilidad del consumo: hay un 40/50% de la población que tiene su poder de compra sumamente reducido. Además, el gobierno ya mostró que está dispuesto a intervenir y hacerle pagar a la cadena ganadera los costos de su ineficiente política antiinflacionaria.
En este contexto, a los engordadores le quedan dos alternativas: sacar hacienda en el plazo más corto posible para reducir las pérdidas e intentar aprovechar la supuesta suba del verano, o buscar campos para la recría para sumar kilos baratos y salir con hacienda bien entrado el 2022.