La actividad arrocera atraviesa una de las peores crisis de la historia. El agua es un insumo clave y por culpa de la sequía es lo que más está faltando. Esta situación extrema además pone en evidencia el daño enorme que generan las políticas oficiales sobre esa economía regional característica del Litoral.
En Corrientes, la mayor provincia arrocera, el riego de los arrozales se hace con el agua que se acumulación en represas o lagunas. Actualmente esos reservorios están completamente vacíos, en un momento clave porque se está definiendo la evolución del cultivo.
Como dijimos, esa provincia es la más arrocera del país. En años normales se sembraban 100.000 hectáreas con el cereal.
Pedro Tomasella, de la Asociación Correntina de Plantadores de Arroz, contó a Bichos de Campo que esa superficie ya quedó atrás. “Este año se logró implantar el 70%, pero no hay agua para regar cerca de 25% o 30% de la superficie del cultivo, por lo que al final del ciclo la cosecha sería de 40.000 o 50.000 hectáreas, aunque restaría saber cuál es el rinde y calidad de esos lotes”.
La situación es desesperante: “Estamos al límite, y esto va a expulsar a muchos productores de la actividad. En Corrientes llegamos a tener 367 arroceros y ahora no contamos con más de 50”, dijo el dirigente.
Tomasella explicó que hacer una tonelada de arroz en Corrientes cuesta entre 1.200 y 1.500 dólares dependiendo del paquete tecnológico que se aplique, por lo que este año habrá pérdidas muy importantes de las que muchos no se recuperarían.
Al fuerte impacto de la sequía se agregan los efectos negativos de políticas contrarias al desarrollo. El retraso y desdoblamiento cambiario y los derechos de exportación que siguen pesando sobre el arroz reducen el ingreso de los productores.
El dirigente correntino explicó que mientras en Uruguay los agricultores reciben 300 dólares por tonelada de arroz que producen, aquí se les paga 250 dólares.
“En Uruguay cobran dólar billete y acá nos pagan en pesos un precio mucho menor a ese. Hace tiempo que venimos explicando esto, pero a la política no le interesa lo que nos pasa”, lamentó.