José Ignacio Lobo Viaña dedicó toda su vida profesional a la producción de caña de azúcar. Desde se recibió de ingeniero agrónomo, hace 30 años, se metió de lleno en este cultivo que tiene su zona núcleo en el norte del país y especialmente en Tucumán.
Primero trabajó como asesor y luego como agricultor, lo que le permitió conocer a fondo el sistema productivo y comercial y la evolución que tuvo el negocio cañero en las últimas décadas.
“Cuando empecé a trabajar todavía se hacía mucha cosecha con gente (manual), lo que desapareció hace por lo menos 20 años. También otro cambio grande que se ha dado más cerca en el tiempo es dejar de quemar las cañas para cosechar. En algún momento parte de la cosecha se quemaba. Después llegaron las máquinas y con las cosechadoras de última generación se puede cosechar perfectamente con la caña sin quemar”, relató.
También mejoraron los rendimientos del cultivo gracias al desarrollo de nuevas variedades mejoradas genéticamente y de mejores técnicas de manejo y aplicación de insumos, como los fertilizantes.
“Un lote de caña de azúcar en promedio en Tucumán rinde alrededor de 60 toneladas por hectárea, pero hay productores que están en 75 y 90 toneladas. Por supuesto que eso depende de la edad del cultivo. Un cañaveral dura aproximadamente 5 años, hay gente que lo deja durar más, y cuando se va envejeciendo va cayendo el rinde. Entonces depende de tu capacidad financiera para hacer las renovaciones en los momentos adecuados, y depende de los manejos, de la fertilización, la fertilización es muy importante en caña de azúcar, y el control de malezas también”, explicó Lobo Viaña.
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El cultivo de azúcar es semi perenne, dura 5 años, más que un presidente en su función, sin reelección. Esto implica que la actividad requiere de políticas de largo plazo, porque cuando se decide destinar un lote a esta actividad los cambios de reglas de juego pueden dar por tierra con cualquier proyección empresaria y de rentabilidad.
A pesar de los múltiples vaivenes de la política y la economía nacional, la cadena azucarera se las ingenió para sobrevivir. La producción de caña tiene mucha historia en la Argentina. Sobre todo porque del procesamiento de la caña surgen diferentes subproductos, y no sólo el azúcar. Con el jugo de caña también se puede producir alcohol primero, que después e convierte en bioetanol. Es el biocombustible que se utiliza para el corte obligatorio de las naftas, en una proporción actual del 6% para los ingenios.
En su calidad de dirigente agropecuario en Cartuc, la confederada de Tucumán que adhiere a CRA, Lobo Viaña también opinó sobre lo que está pasando con los cambios que impulsa el gobierno nacional en el negocio azucarero, con una nueva legislación sobre los biocombustibles en el Ley Ómnibus y alguna otra desregulación planteada dentro del DNU.
“Dentro de la política que está planteada, hoy lo que más nos estaría afectando es que nos saquen una ley que se dictó durante la precedencia de (Carlos) Menem en la cual se establece una protección al azúcar, un arancel al ingreso de azúcar de Brasil que anda en 17/18%. Eso es fundamentalmente por un problema de asimetría que tenemos con Brasil dentro del Mercosur. Brasil produce 40 millones de toneladas de azúcar y nosotros sólo 2 millones. Si sacan esa ley, desaparecemos como actividad azucarera en un rato”, explicó el dirigente tucumano.
También se refirió a la cuestión vincula a la participación del bioetanol en el corte de las naftas, que fue una política a favor de los renovables impulsada en la primera gestión de Néstor Kirchner, en 2006, que luego y por el lobby del sector petrolero sufrió diferentes cambios.
“Se está proponiendo en esta ley que las petroleras pueda importar biocombustibles libremente. Se está proponiendo también la comercialización entre partes sin un precio, sin una regulación, sin un precio explicado por la Secretaría de Agricultura. Y se está proponiendo que baje la participación de etanol en las naftas”, comentó el cañero.
El productor sospecha que al no haber precio de referencia para ese subproducto, en el futuro lo fijen en niveles bajos las compradores, es decir las poderosas empresas petroleras.
Lobo Viaña teme por el futuro de la actividad. “La industria azucarera es centenaria. El ingenio más viejo del país es de 1825. Estamos por cumplir 200 años” pero de avanzar con estas medidas el gobierno nacional podría “sacarnos del juego”, resaltó.
El productor y dirigente sostuvo que la ecuación que había planteado el gobierno anterior era inviable para el desarrollo de las empresas, pero también remarcó que la salida que la gestión de Javier Milei impulsa para el azúcar no es la que se propone.
“En Brasil se dedicaron a promover la producción de alcohol para reemplazar el faltante de combustible. Promocionaron a la actividad azucarera en base a leyes que tiene vigencia por varios años más, al menos hasta 2030”, comparó el productor.
Luego comento respecto del gobierno actual: “lo que sí veo, lo que sí noto, que a pesar de todo eso hay una apertura a escuchar y modificar lo que se plantea que está mal. Nos reunimos y han habido algunos avances, faltan algunas cosas pero yo tengo optimismo de que las cosas van a salir como tienen que ser”, finalizó.