Aníbal Cristóbal Frete (30) es técnico en Agroecología y pequeño productor ganadero de General San Martín, ciudad del sudeste de la provincia del Chaco, a 120 kilómetros al norte de Resistencia. No cesa de formarse y capacitarse, sobre todo a partir de 2013 con una fuerte impronta agroecológica, y en esta línea administra su campo familiar “San Cristóbal”, de 133 hectáreas y donde se crió, ubicado en Laguna El Lobo, a 5 kilómetros de su actual casa.
En 2022 fue seleccionado por INCUPO (Instituto de Cultura Popular) para participar en el Encuentro de productores de la agricultura familiar, que consistió en la visita a la Argentina de once productores de Austria. Dice Aníbal: “El invierno pasado, todos los campos de mi zona estaban secos. Tato Figueredo, de INCUPO, vino a visitarme y vio que el mío tenía buenas pasturas y que mis animales aprovechaban el recurso del monte. Ahí nomás me propuso recibir a los austríacos para que vieran mi trabajo”.
“La comitiva recorrió mi campo e intercambiamos conocimientos y experiencias, lo cual fue muy enriquecedor para mí, y ahora tengo la expectativa de ir este año con más de una docena de productores argentinos a Austria”, comentó.
El campo es de su mamá Florentina y de su tía Paulina. Recuerda que cuando él era chico, su madre le regalaba muchos libros y cree que a eso le debe su pasión por el estudio y la constante capacitación. Llegó al punto en que hoy es docente de nivel terciario y coordinador en la Tecnicatura en Agroecología en la EFA “Fortaleza Campesina” UEGP 141, en el Paraje Buena Vista. Es que él fue el primer egresado de esta carrera en 2016. También es especialista en Educación Ambiental y Manejo Holístico, Diseñador en Permacultura y acaba de recibir la Diplomatura en Bioarquitectura por la UTN de San Francisco de Córdoba.
Aníbal es asesor de un grupo Cambio Rural Ganadería Regenerativa, Este año será representante del Nodo “Quebracho”, dependiente de Ovis 21, el cual abarca Chaco y Formosa. Además, forma parte del Consejo Local Asesor del INTA tanto de su localidad y como en El Colorado, en Formosa. Es que su campo está dentro de la jurisdicción de esta agencia; se halla a sólo 23 kilómetros de distancia.
El joven Frete hace cría y recría de vacunos de raza Brangus sobre 68 hectáreas, como actividad principal, con manejo holístico de suelo y pastizales, y practicando la ganadería regenerativa. Posee unos 73 animales: 39 vacas, 27 vaquillas, 7 terneras, 8 terneros y 2 toros. También practica la apicultura para polinizar y posee algo de ganado menor.
Describe en detalle que su campo se distribuye en una superficie de 27 hectáreas con bosque maduro, alto, 56 hectáreas de bosque joven, más bajo, 6 hectáreas de arbustos, 40 hectáreas con hierbas perennes, y 3 hectáreas desmontadas hace 50 años, dedicadas a agricultura con cultivos de zapallo, sandía, melón, maíz, mandioca, poroto, pepino y hortalizas.
Las especies que abundan en su monte son urunday, lapacho, guayacán, quebracho, guyaibí, palo lanza, palo piedra, algarrobo, algo de timbó, y en la parte de renoval hay aromito, tusca, uña de gato, y en el bosque joven, espina de corona, molle, cocú y algo de palma. Éstos proveen de alimento proteico a los animales con sus chauchas o con su polen, explica Aníbal.
Agrega: “Con madera de urunday pude armar el brete, el cargadero y hacer los postes para alambrar el frente del campo. En la zona predomina un clima subtropical subhúmedo, con estación seca y una precipitación anual de 120 milímetros”.
Recuerda Aníbal que: “En 2019 hubo una seca terrible y mis vacas se pasaban a los campos vecinos en busca de pasto. Entonces en febrero de 2020 empecé a hacer pastoreo racional Voisin y a dividir en parcelas. Formé 25, de una hectárea y media o dos. En 2021 comencé a hacer rotaciones. Me apasiona la tecnología. Hacía piquetes móviles. Al mes me di cuenta de que estaba logrando cambios importantes”.
“Hago dos planificaciones del pastoreo por año. Hoy trato de que los animales estén entre 3 y 5 días en cada parcela, no más, porque así las garrapatas no llegan a completar su ciclo de crecimiento, es decir, no llegan a ser adultas y a subir a los animales. Entonces no necesito usar antiparasitarios externos, los cuales no irán a parar a la bosta y entonces no perjudicarán a los escarabajos, que son tan necesarios para introducirla en el suelo. Las vacas duermen en la parcela. Mi corral es circular, porque trato de salirme de lo esquemático”, añade.
Y continúa: “Considero que el manejo holístico debe ser elástico, en el sentido de adaptarlo a las necesidades y atarnos a los propósitos del productor, no a las leyes. Y nadie debe casarse con cierta tecnología, sino que cada uno tome los beneficios que le convengan. Si el dueño de un campo vive a 50 kilómetros del mismo y no quiere ir todos los días, no tiene que ser excluido del sistema. Si no le ponemos cabeza a nuestras tareas, las cosas no van a suceder”.
Como ejemplo de lo que dice, comenta que “yo dejé de usar el caballo porque me compré una moto Cross RX 125 y con ella recorro todo el campo en mucho menos tiempo. Muchos productores son solitarios o individualistas, pero yo no, trato de compartir con todos los últimos conocimientos que adquiero, como también los adelantos tecnológicos”.
En esta zona tenemos suelos muy “overos”, porque cambia su composición a cada metro. En este sistema se trata de promover siempre las especies perennes, para no sembrar todos los años y promover la biodiversidad. Lo hacemos con policultivos, con pasturas polifíticas, las cuales imitan más a la naturaleza, a diferencia del monocultivo”.
“Hoy las semilleras te venden los blends de semillas. Luego, cada una se adaptará a un suelo, o más arenoso, o más arcilloso, etc. Yo roto sobre pasturas nativas: pasto cañada, arvejilla, gramilla, pasto horqueta, vicia, macrogramínea, etc. En nuestra región, las pasturas tienen una recuperación de 45 a 50 días en primavera-verano, y en invierno, el crecimiento se eleva de 90 a 100 días. He logrado un aumento del capital biológico y está creciendo el ecosistema”.
“Noté que al monte, si lo dejás, enseguida quiere volver a su estado natural, vuelven a crecer las acacias y los aromos. Hace 5 años hicimos una perforación, pero antes debíamos llevar el ganado hasta una laguna. De la Permacultura aprendí a retener el agua. Un día me dije: ‘¿Qué tal si trabajo con las curvas de nivel?’”.
“Manteniendo los árboles, los arbustos y los pastizales nativos, con un manejo racional y holístico, se beneficia el ambiente, los animales, porque aumenta la condición corporal, el porcentaje de preñez y de destete, se vuelven más mansos y el productor utiliza menos insumos externos, obteniendo mejor rentabilidad al bajar sus costos. En esta época ya estoy planificando las reservas de forraje para el próximo invierno”, agrega.
Respecto del intercambio cultural financiado por la ONG Welthaus, por el que pequeños productores austríacos visitaron a productores argentinos de la agricultura familiar en General San Martín, Pampa del Indio, como también de las provincias de Santa Fe y Corrientes, para terminar todos con un plenario en Buenos Aires, Aníbal comentó: “Los invito a ver las conclusiones a las que llegamos en www.incupo.org.ar .
“Me llamó la atención que ellos puedan sacrificar los animales en sus campos y después llevarlos a una sala de faena. Trabajan con cultivo de cobertura y son muy exigentes en conservar el suelo y mitigar el carbono. Uno de ellos dijo tener un curioso biodigestor, que quiero ir a ver. Tienen trazabalidad y planes sanitarios muy meticulosos y exhaustivos”.
“Yo les conté que acá, los productores de hasta 200 animales, podemos participar de remates sin abonar nada, sin gastos, aunque hay que estar blanqueados ante la AFIP. Y como hay muchos que tienen pensiones o planes y prefieren seguir vendiendo en negro, algo que el Estado debe resolver. Cuando visitaron mi campo los austríacos les regalé dulce de leche casero que elaboraba y vendía, y ahora pienso retomar”.
Y Aníbal culmina: “Mi abuelo materno vivió 92 años, era amansador de caballos y talabartero. Mi madre se rompió el lomo para que yo estudiara y yo pienso comprar más campo, poco a poco. Mi tía es dueña de la mitad del campo y de la mitad de los animales, pero yo administro lo de ella y lo de mi madre. Mi tía está al tanto de todo y asombrada por los cambios que he logrado. Tanto, que está muy contenta por mis logros”.
Aníbal Frete nos dedicó “Cielo Gentil”, de Mateo Villalba y Pocholo Aire, por Mario Prieto Linares y el grupo La Simiente. Mario nació en Pampa Almirón, antes El Zapallar, muy cerca de General San Martín, y luego hizo su carrera en Formosa, junto a La Simiente.
https://www.youtube.com/watch?v=wAfxM4N7Tyo