La producción de pollos siguió creciendo en medio de la cuarentena y en abril pegó un salto importante que permitió más consumo interno y más exportaciones.
Los datos publicados por el Ministerio de Agricultura indican que en el primer cuatrimestre del año la faena de aves creció 6,2%, la producción un 7,5% (por mayor peso), las exportaciones un 9% y el consumo interno lo hizo 5%. Este último dato permitió un promedio de consumo interno de casi 45 kilos anuales por habitante.
Pero el mayor crecimiento se dio en abril, cuando el consumo interno anualizado promedió, por primera vez en la historia, los 50 kilos por habitante y año de carne aviar.
Ese promedio alcanzado en abril superó en 15% el promedio de todo 2019, que había sido de 43 kilos per cápita. Además, de este modo el pollo casi empató al consumo promedio de carne vacuna durante los primeros 4 meses del año, que fue de 50,29 kilos. Pero la carne vacuna también está levantando en medio de la cuarentena. Solo en abril tuvo un consumo aparente de 53 kilos anuales por habitante.
Como contracara, la alta faena de pollos y de vacunos está jugando en contra de los precios que reciben los productores, ya que la demanda interna -que es la de mayor peso en la definición de las cotizaciones- está castigada por la crisis económica.
Pero el sector que más sufre de esta situación es el de la carne de cerdos, que debe competir por las preferencias del consumidor con la carne vacuna. Por eso los precios del capón bajaron 15% desde el arranque del año, de acuerdo con los datos difundidos por el consultor Juan Uccelli que indican un precio promedio en los últimos días de 55 pesos por kilo en pie.
A diferencia de las demás carnes, el sector porcino tiene una menor inserción en los mercados internacionales por lo que queda a expensas de lo que pase con la demanda interna. El año pasado sólo se embarcó el 5% de lo producido, mientras que el sector vacuno logró exportar casi el 27% del volumen total y las empresas avícolas embarcaron cerca del 15% de la carne faenada.
La oferta de las tres carnes, según los últimos datos conocidos, indica que en abril el consumo promedio de proteínas animales llegó a 118 kilos anuales por habitante, uno de los más altos de la historia y que empata los altos registros logrados en los años de la gestión kirchnerista, cuando mucha carne se volcaba al mercado local porque había serios problemas para acceder a los mercados internacionales.