Por Matías Longoni.-
En la Argentina se faenaron 11.959.934 bovinos en 2017, al menos en los lugares habilitados por la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario (Succa). Estos animales se sacrificaron en 380 establecimientos, lo cual da cuenta de la enorme competencia que existe en el sector. El frigorífico de mayor actividad fue el ex Swift de Villa Gobernador Galvez, al sur de Rosario, con 370. 759 cabezas. El humilde matadero municipal de Pampa del Indio, en el Chaco, figura en el otro extremo, con solo 3 bovinos faenados.
El complejo industrial de Swift, inaugurado en 1924 y modernizado en varias ocasiones, está en manos de la brasileña JBS desde hace una docena de años. Su participación en la faena de este año fue apenas superior al 3% del total.
De todos modos, según las cifras oficiales, el ex Swift le sacó más de 100 mil cabezas de distancia al segundo frigorífico que más faena tuvo, el Rioplantense, de Rodolfo Constantini, que procesó 257 mil bovinos. Con más de 200 mil cabezas faenadas a lo largo del año también figuran el frigorífico Gorina (de Carlos Riusech), con 256 mil cabezas; y Arre Beef SA (de Hugo Borrell), con 224 mil animales.
Estos cuatro primeros frigoríficos tienen un alto perfil exportador. Recién en el quinto lugar aparece una planta más “consumera”, el frigorífico Penta. Faenó 187 mil cabezas este año. Forma parte de un grupo de tres plantas que quedó en manos en los últimos años del empresario Ricardo Bruzzese, el creador de “Carne para todos” en tiempos del kirchnerismo.
El grado de concentración en la industria frigorífica es mínimo. Sobre un total de 380 lugares que tuvieron faena entre enero y diciembre de 2017, hay casi 40 plantas que han faenado más de 100 mil vacunos. Las primeras diez plantas juntas reunieron menos del 20% de la faena total, con 2,36 millones de cabezas. Las primeras 20 concentran 3,60 millones de cabezas, el 30%.
Los datos sobre faena por planta permanecieron ocultos durante muchísimos años por decisión del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con la complicidad de muchos empresarios del sector. Mientras regulaba las exportaciones del sector, ese funcionario también escondía la identidad de los frigoríficos que recibían ROE Rojos, alimentando múltiples sospechas de corrupción en la entrega de esos permisos de embarque de carnes. Recién este año, la gestión de Marcelo Rossi en la Succa volvió a la sana costumbre de informar y otorgar transparencia al negocio.