La planificación del negocio ganadero se está complejizando de manera creciente a medida que se incrementa la incertidumbre sobre la evolución del esquema cambiario implementado por el gobierno nacional.
¿Qué conviene hacer? ¿Vender un ternero recriado o engordarlo? Es imposible responder esa pregunta porque nadie tiene la “bola de cristal”. Pero un artículo publicado en Contenidos CREA plantea las variables clave para poder evaluar alternativas.
En términos estacionales, considerando la serie de precios de 2010 a la fecha, en el último trimestre del año suelen presentarse ajustes al alza de los valores de los novillitos de invernada, mientras que la dinámica inversa ocurre con el novillo tanto liviano como pesado.
A nivel coyuntural, gracias a la reducción de la alícuota de derechos de exportación para la carne vacuna del 6,7% al 5,0% instrumentada el pasado 31 de julio (con excepción de la categoría vaca, que está libre de ese tributo) y la depreciación de tipo de cambio, la competitividad de los sectores exportadores mejoró en las últimas semanas.
Esa dinámica, que está reflejada en los precios de la hacienda pesada con destino a exportación, podría potenciarse en caso de una corrección cambiaria.
Por otra parte, los dos principales clientes externos del sector cárnico argentino, China y la Unión Europea, están abonando elevados precios históricos por causas tanto estructurales como geopolíticas.
En lo que respecta al mercado interno, si bien la capacidad de pago de los consumidores no se encuentra en su mejor momento, los mismos vienen convalidando los precios minoristas de los cortes bovinos, lo que evidencia una preferencia cultural de ese alimento por parte de los argentinos.
La gran pregunta por responder es cómo podría evolucionar la inflación en el último trimestre del año en diferentes escenarios cambiarios, dado que esa variable es clave para poder predecir la capacidad de compra del consumidor argentino.
Las relaciones insumo-producto son favorables para engordar con el actual esquema cambiario. Por otra parte, las relaciones de compraventa actuales son muy justas para los novillos de consumo, mientras para la hacienda pesada se acercan más al promedio histórico. En caso de una corrección cambiaria, la “moneda ganadera” con mayor capacidad defensiva se prevé que será aquella asociada al negocio externo.
Ante la posibilidad de engordar, los márgenes proyectados del negocio con el escenario cambiario de base tienden a ser más favorables para el negocio de exportación respecto del consumo interno.
Los niveles de faena bovina en la Argentina se mantienen sostenidos y se espera, gracias a un leve aumento del peso medio de faena, que la producción de carne termine el presente año con niveles similares a los registrados en 2024.
La oferta de carne vacuna está realizando grandes esfuerzos para abastecer a una demanda que se muestra muy dinámica en función de la capacidad de respuesta de la producción.