La seca puso en evidencia la profundidad de la crisis y la indisociable relación entre lo que le pasa al sector agropecuario y lo que le sucede a cada ciudadano del país, que hoy sufre –tal y como lo hizo décadas atrás- una inflación galopante y la consecuente devaluación de sus ingresos.
Durante el seminario que realizó el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), el analista Nelson Illescas, director del Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI), presentó los datos de la campaña y su impacto en la economía, al tiempo que explicó que un poco de ayuda para el sector puede ser, una vez más, la puerta de salida a la crisis.
En el arranque de la campaña, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires previó una cosecha de 48 millones de toneladas de soja, 50 de maíz y 20 de trigo. Con la falta de lluvias y la ola de calor que se alternó con heladas, finalmente se cosecharon 12,5 millones de toneladas de trigo, se esperan 36 de maíz y 22 de soja, números que aún podrían ser más bajos porque todavía resta trillar un área importante de la zona cultivada.
“Si esa fuera la cosecha final, el ingreso de dólares caería en 22.000 millones de dólares, la recaudación por derechos de exportación 7.000 millones, y el PBI caería 3,1%”, comentó Illescas.
Para el especialista, “hay un correlato entre clima y cultivos, entre exportaciones y economía y lo que le pasa a la gente”.
La crisis productiva que agrava a la económica tiene salida. Se puede producir más si el clima se revierte que es lo que todos esperan, pero muchísimo más si hubiera políticas de incentivos al sector.
No es mentira esta frase: “El productor reinvierte lo que le ingresa”. Eso sucede en cada campaña, pocos se dolarizan y, si lo hacen, es en insumos, maquinaria, camionetas, etc.
“Si hubiéramos tenido algún sistema de compensación al productor, sería más sencillo arrancar en la siguiente campaña”, sostuvo Illescas. Eso pasa en países en los cuales se considera al agro como sector estratégico, lo que aquí, aun no sucede. Más allá de eso, se podrían tomar medidas que den luz verde a la siembra y posterior cosecha.
“Desde el INAI consideramos que en un contexto de estabilidad macro, políticas al campo e inserción mundial, la producción puede crecer 50%. Faltan las políticas necesarias para potenciar el único sector oferente neto de divisas”, concluyó el analista.