A través de la Resolución 373/2025, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) aprobó el “Programa Nacional de Lobesia botrana”, una plaga de importancia cuarentenaria conocida comúnmente como polilla de la vid, porque la uva es una de sus frutas preferidas. Pero hay que decir que, en los papeles, aquel no es más que un relanzamiento de una política ya existente en Argentina, aunque bajo otro nombre.
Fue en 2010, luego de la detección de ejemplares de este insecto en dos predios de la localidad mendocina de Maipú, que se lanzó el “Programa Nacional de Prevención y Erradicación de Lobesia botrana”, con el objetivo de “reducir el impacto en la comercialización y producción vitícola y de otros cultivos hospedantes de la plaga Lobesia botrana mediante el establecimiento de medidas fitosanitarias y control oficial”.
Aquella misión es la misma que persigue ahora este renovado programa que, de acuerdo con los considerandos de la resolución, surge de la necesidad de “redefinirlo, así como simplificar y actualizar toda la normativa vinculada”.
Una de las modificaciones más relevantes tiene que ver con la clasificación de las distintas áreas consideradas como relevantes.
En el artículo 10 se reconoce a las “áreas con presencia de Lobesia botrana”, a las que se discrimina entre “áreas bajo supresión”, es decir aquellas en las que la plaga está presente y se aplican medidas fitosanitarias para suprimir y contener su dispersión; y “áreas de baja prevalencia”, que son las que poseen presencia baja de la plaga, y se aplican medidas fitosanitarias para erradicar y prevenir su dispersión.
En contraposición, en el artículo 11 se definen a las “áreas libres” como aquellas en donde “la plaga está ausente, tal y como se ha demostrado a través de la red oficial de monitoreo y en la cual dicha condición se mantiene oficialmente”.
Esta distinción entre áreas no se encontraba en la normativa de 2010, ni tampoco el reconocimiento de aquellas zonas con presencia de la plaga, por lo que cabe pensar que existe un reconocimiento de la prevalencia de la misma.
Otra de las modificaciones que vale la pena menciona es la aprobación de un “Sistema de Mitigación de Riesgo” (SMR) para el mercado interno de la fruta en fresco, que permite “permite realizar el movimiento de fruta fresca de vid sin Tratamiento Cuarentenario para la plaga Lobesia botrana”.
“La inscripción al SMR tendrá el carácter de Declaración Jurada y se realizará mediante la plataforma SIG-Trámites del SENASA o el sistema que el organismo determine”, señalaron desde el ente sanitario.
Mirá el anexo de ese Sistema acá:
Finalmente, otra redefinición que se suma con este Programa es la de los cinco ejes claves a tener en cuenta para cumplir con el objetivo general previamente mencionado. La normativa discrimina a cinco.
El eje referido al control apunta a “las medidas de control fitosanitario, cultural y cuarentenario para tender a la erradicación de la plaga en las áreas con baja presión, la supresión en las áreas con alta presión, y evitar la dispersión de la plaga hacia áreas libres de ella”.
El de vigilancia gira en torno a la conformación de una “red de monitoreo que permita determinar la presencia o ausencia de la plaga y analizar la dinámica poblacional, la distribución espacial y la variación estacional, a fin de establecer las alertas de vuelo y los momentos oportunos de control”.
El eje de la fiscalización contempla “acciones de fiscalización con el fin de aumentar la eficacia y la eficiencia en la protección fitosanitaria mediante la generación y el uso de datos y tecnologías para la identificación y la evaluación de riesgos”.
El de capacitación y comunicación apunta a todas aquellas acciones tendientes a todos los actores enmarcados en este Programa, y en las acciones salientes de este.
Finalmente, el eje de “investigación, validación y transferencia de tecnología”, contempla “acciones de fomento para la incorporación de tecnologías y herramientas utilizadas en el control, enmarcadas en un Manejo Integrado de Plagas (MIP) y validadas mediante la cooperación con organismos de investigación y desarrollo nacionales e internacionales, tendientes a ensayar y transferir al sector productivo herramientas innovadoras para el control de Lobesia botrana”.