Si habláramos con Aimé De Ciancio, seguramente lo primero que nos diría es que ella es una gnomita que nació en el bosque, que se separó de su familia de gnomos y que terminó siendo criada por humanos. Ella sabe que se trata de una fantasía, de un cuento que le armaron sus padres, pero a los siete años es todo lo que necesita para divertirse y entender la vida en el campo.
Aimé nació cerca de Puerto Yeruá, un pequeño municipio dentro del departamento de Concordia, en Entre Ríos. En su vida cotidiana, ella acompaña a su mamá y a su papá en todas las tareas que ellos realizan en el campo: la recolección de la miel de las colmenas, la cosecha de las frutas y verduras de la huerta y la alimentación de los animales. Y ese interés fue el puntapié inicial de un proyecto audiovisual que hoy tiene a Aimé como protagonista.
“Si yo fuera una abejita iría sólo a las flores amarillas, son mis preferidas. Pero mi papá dice que van a todas las flores, no sólo a las amarillas. Eso se llama poli… polinación”, dice Aimé en un breve corto en el que cuenta cómo trabajan las abejas. Claro que se está refiriendo a la polinización, una palabra bastante difícil de pronunciar.
Ese pequeño video forma parte de la serie “Aimé la gnomita”, que fue creada por Gabriel De Ciancio, su papá.
“Aimé nació en el campo. Yo en cambio soy de Buenos Aires y me vine a vivir acá hace 15 años. Empezamos a jugar con la madre diciéndole que era un gnomito y que la habíamos encontrado en el bosque. De ese juego surgió la idea. Ella sabe de campo pero no tanto, lo vamos armando en conjunto”, contó Gabriel a Bichos de Campo.
Como productor audiovisual, trabajó durante 20 años en la cadena Telefé siendo Director de Ficción, hasta que el estrés lo obligó a retirarse de ese ámbito.
“Yo no daba más. Acá hacemos colmenas, tenemos animales y una huerta orgánica. Desde que vivo en el campo trato de llevar una mejor vida”, afirmó De Ciancio.
Hace dos años retomó con su propia productora la confección de videos institucionales, y en paralelo comenzó a jugar en cámara con su familia. Hoy los De Ciancio cuentan historias de campo y de los “bichos” que lo conforman.
“Contamos cosas que yo creo que en la ciudad se están perdiendo. Los chicos ya no saben ni de dónde sale un huevo. Esta es una forma de volver a las bases”, consideró.
Y es así que dice Aimé sobre las abejas: “Se la pasan todo el día trabajando. En su piquito llevan néctar de las flores y en su casita la convierten en miel. Es muy cansador pero sin ellas no habría alimento para los humanos y tampoco para los gnomos”.
Con su traje protector y acompañada por su mamá, ella abre una de las colmenas y le explica al público la diferencia entre la abeja reina, “la mamá que camina coqueta”, las obreras y los zánganos o los “papás”.
Y como si fuera poco, Aimé ofrece más datos: “Para hacer un kilo de miel la abeja tiene que visitar un millón y medio de flores. Tiene que recorrer casi 40.000 kilómetros. Es como dar la vuelta al mundo”.
Aunque el objetivo inicial era crear un producto que pudiera ser comercial, hoy la familia De Ciancio sólo apela a divertirse y a aprender en familia. Pero como todo lo que es bueno se difunde, Gabriel sabe que hay varias maestras, tanto en Buenos Aires como en Entre Ríos, que usan los videos de Aimé en la escuela.
En los próximos episodios, la pequeña gnoma se adentrará en el mundo de las gallinas y de las vacas lecheras, otros bichos de campo que llamaron su atención.