Diego Corniali es un pequeño productor que en la localidad de Villa Ocampo, al noreste de la provincia de Santa Fe, ha hecho de todo para seguir en carrera, anclado al campo, que es lo que le gusta. Junto a su hermano disponen de una chacra de 50 hectáreas en una zona con aptitud agrícola, con la que en los últimos años han logrado ganado a la grave sequía como antes sobrevivieron a la feroz reconversión que se vivió en aquella región cuando cerraron los ingenios azucareros, en los años 90.
En aquel momento, la caña de azúcar dejo de ser la principal fuente económica de la región, al igual de lo que venía pasando con el algodón. Fue por aquella época que los Corniali decidieron incorporar la ganadería como alternativa a la crisis. Y no se arrepienten.
¿Pero se puede ser ganadero con tan pequeña superficie? Diego y su hermano Facundo tienen esas 50 hectáreas propias y arriendan algunas chacras vecinas más para hacer agricultura, con el objetivo de alimentar al ganado, que engorda confinado en un pequeño feedlot instalado junto a la casa familiar, que un par de décadas atrás estaba rodeada de cañaverales. Ahora hay plantaciones de maíz y de otras especies forrajeras como el sorgo.
Aunque en principio, según recuerda Diego, mantuvieron la caña de azúcar para garantizar el alimento ganadero durante el invierno y un poco con la esperanza de que volvieran a la región los años de gloria de este cultivo.
“Mucho tiempo tuvimos caña de azúcar apuntando a pasar el invierno con caña de azúcar, que es muy buen forraje ganadero. Al mismo tiempo decía mi papá que teníamos esas pocas hectáreas de caña como para decir bueno, si se soluciona o aparece algo mejor ya teníamos como para volver a arrancar con semilla y esas cosas. Y bueno, nunca se dio”, dijo Corniali a Bichos de Campo, quien recuerda que para fines de los ´90 se rompió con esa mirada romántica y finalmente dejaron de sembrar ese cultivo industrial.
-¿Qué cultivos se hacen en esta zona que son funcionales a la producción ganadera?
-Hacemos maíz, sorgo granífero y sorgo forrajero a la vez. Las dos cosas sirven. También hacemos pasturas de todo tipo y algo que también se hizo a la fuerza, dejando la caña de azúcar, fue la soja. Hasta en ese momento nunca se había hecho soja. Todo pensado hacia la base de la ganadería.
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No obstante con la crisis del azúcar muy pocos vecinos de la zona lograron esta reconversión a la que ha llegado Diego Cornelli y al respecto explicó. “Yo diría que la mayoría de los que se dedicaban aquí a la a la agricultura no superaron esa crisis. Esta es una zona donde hay muchos productores con pocas hectáreas y si bien trataron de dedicarse a otra siembra, no lo pudieron lograr por las pocas hectáreas.”
-¿Eso de algún modo permitió que ustedes pudieran consolidar una estructura y mantenerse viviendo en el campo?
–Exacto, a la vez esa, esa misma gente que eran vecinos muy cercanos y otros no tanto, te manifestaban querer alquilarte su sus hectáreas de campo, porque ya no podían aguantar la economía en ese momento.
-¿Y la ganadería que están haciendo ustedes, en confinamiento es rentable?
–Sí, se puede decir que la ganadería es rentable. Si bien se agravó mucho en estos últimos tres años con el tema de la sequía y el fenómeno de la Niña. Se hizo un cuello de botella porque se hizo caro la comida de la recría. Uno tenía que sacar del campo porque ya no había más pasto natural y agua también. Entonces se los traía de Villa Ana a Villa Ocampo y se la daba una ración de comida y se hace caro.
-¿Tuvieron que achicar un poco el rodeo o lo pudieron sostener?
–Se vendió un buen lote de vacas de madres en uso. Pero pasaron dos cosas: se nos quemó un pedazo de campo porque al vecino se le escapó el fuego y nos quemó un pedazo de campo y se agravó la situación de pasto y el agua también. Entonces decidimos vender unos lotes. Lo otro es que traíamos acá, los terneros chiquititos de 60 y 70 días, a veces más chicos, porque teníamos que ayudarle a la vaca madre, sino íbamos a perder las dos cosas, tanto la vaca como el ternero.
-En un escenario de normalización climática, ¿se puede pensar en vivir en un campo pequeños con la ganadería como alternativa a aquella caña de azúcar?
-Sí, se puede. Es un trabajo de todos los días, como un caminito de hormiga. El trabajo acá lo hacemos entre mi hermano y yo. Tenemos por ahí un muchacho que nos da una mano, algún día en la semana. Pero se puede. Es un laburo constante.
-¿Qué le pedirías a los gobiernos? ¿Qué necesitan los productores pequeño o mediano como ustedes para estar mejor?
–Lo que le pediría es una proyección un poquito más larga, porque hoy tenemos un toro que lo llevo al campo y desde que llevas a ese toro al campo a producir un ternero hay un periodo muy largo. Si te pone a sacar la cuenta son dos años. En esos dos años vos no sabés qué situación te va a tocar. Uno creo que le productor se merece pensar a más largo tiempo, porque al cambiarte tan rápido las reglas de juego se hace más pesado y tu ganancia cada vez más corta. Hoy en la calidad de productores que nosotros somos, digamos, de medio a chicos, no tenés otra opción, porque no podemos pensar en progresar. No podemos pensar en comprar otro campo o alquilar otro campo más grande porque no nos da. Entonces hoy tratás de mantenerte y hay quienes no lo pudieron hacer.
En esta les doy la derecha a loveisa,y al al presidente milei a quien vote y yo como muchos de mis vecinos y allegados les tenemos mucha fe,le pedimos que no castigue a los pequeños y medianos productores,a quienes dan trabajos,a quienes se sacrifican 20 hrs por día,tampoco queremos que aniquilen a los grandes,si que los controlen para que no se queden con el total d las ganancias,si que sepan que les corresponde a ellos y que a los más chicos,controlar,pero que sepan que el campo es el motor principal para el desarrollo del pais
A Milei hay que pedirle que no haya inflación, reglas que no cambien en 100 años y menos impuestos. El que no progresa con eso, que haga otra cosa. Como los Carioli, que se adaptaron y sobrevivieron