Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario da cuenta del crecimiento que tuvo la producción de soja en Brasil en los últimos 20 años, lo que incluso en algunas campañas llevó a ese país a ser el mayor productor global superando a Estados Unidos.
Según el informe de Alberto Lugones y Emilce Terré, para que esto sucediera se combinaron el incremento del área con una mayor productividad por hectárea. Hay que agregar otro factor no menor: allí no se pagan derechos de exportación y el productor cobra el precio lleno por la oleaginosa. Ademá existe un marco legal que apoya el ingreso de nueva tecnología mientras que en la Argentina no se pudo avanzar en una moderna Ley de Semillas que favorezca el ingreso de nuevos eventos.
“Desde los 14 millones de hectáreas que se sembraban en la campaña 2000/01, en las últimas dos décadas la cobertura (con soja) se ha más que duplicado. En la última campaña, según los datos de la Companhia Nacional de Abastecimento (CONAB), 38,5 millones de hectáreas fueron sembradas con soja, resultando en el récord histórico de siembra”, dice el informe.
¿Cómo hizo Brasil para “pasarle el trapo” a la Argentina en la producción de soja?
Lo que Brasil siembra de soja equivale al total de la superficie con todos los cultivos que se implantan en la Argentina.
Como decíamos, otro factor que impulsó semejante y continuo crecimiento es el incremento de la productividad promedio por hectárea. “En Brasil el rinde promedio nacional pasó de 2.750 kg/ha a 3.530 kg/ha, aproximadamente, implicando un incremento de más de un 28% en 20 años”, precisó el documento de la BCR.
Y agregó que “este incremento se ha dado debido a la aplicación de mayor tecnología en los cultivos, incluyendo aquí el desarrollo de la industria semillera, posibilitando con ello notables mejoras en cantidad y calidad de producción agropecuaria”.
Esta combinación y la ausencia de política de restricción a las exportaciones o de retención de la renta del sector permitieron que la producción pasara de 38,4 millones de toneladas en el ciclo 200/01 a 136 millones en la campaña 2020/21. El aumento fue del 350% en 20 años.
En tanto en Argentina la siembra más alta se registró en el ciclo 2015/16 cuando se sembraron 20,5 millones de hectáreas y se cosecharon 60 millones de toneladas. Desde entonces se fueron cayendo ambas variables y en la campaña 19/20 se sembraron 16,9 millones de hectáreas (17% menos) y la producción fue de 48,8 millones de toneladas (con un retroceso del 18%).
El informe de la BCR destaca que según los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), el gigante sudamericano proveerá el 50% del comercio internacional de los porotos de soja en la campaña actual, ya que exportará 83 millones de toneladas sobre un intercambio mundial estimado en 165 millones de toneladas.
La situación de Brasil asombra y a su vez genera envidia y dolor. Asombra la rapidez de su desarrollo agropecuario y agroindustrial. Genera envidia que el sector cuente con programas oficiales y financiación para su desarrollo y que además no entre en la cabeza de nadie que se le quite más del 30% del ingreso bruto a la cadena que genera valor, producción y divisas.
Y causa dolor cuando se contrapone con lo que sucede en las Argentina, donde la producción no sólo se estancó sino que vienen en franca caída en los últimos años como consecuencia en gran medida de los altos niveles de derechos de exportación que paga el complejo. Estos tributois, sumados al desdoblamiento cambiario, implican que el Estado se queda con el 70% del ingreso bruto y al productor le llegue sólo el 30%.
El informe de la BCR destaca que otro factor que ayudo al crecimiento en Brasil fue la incorporación de tecnología, lo que aquí también viene en retroceso. Hubo en el gobierno de Cristina Kirchner y de Mauricio Macri largas discusiones sobre la necesidad de actualizar la Ley de Semillas, para que se adaptara a las condiciones actuales, pero nada llegó a buen puerto.
El dato más elocuente de este retroceso es la salida de Bayer del negocio de eventos biotecnológicos de soja luego de que el INASE con la resolución 141/2021, por medio de la cual se determinó que los resultados de los análisis realizados en el marco del sistema Bolsatech pasarían a ser de uso exclusivo del Instituto Nacional de Semillas.