El salario mínimo vital y móvil en la Argentina fue fijado en 61.953 pesos a partir de este mes de diciembre. Algo anda mal, pues casi nadie podría vivir dignamente si cobra esa suma. Pero es otra de las tantas distorsiones a las que nos tiene acostumbrados la economía local.
Como fruto de estas mismas distorsiones, esa suma, unos 61 mil pesos por cada animal, es lo mismo que estiman perder en marzo los empresarios ganaderos que en los últimos años han invertido en la construcción de corrales y otras instalaciones para dedicarse al engorde de bovinos bajo el sistema intensivo llamado feedlot: los animales ingresan allí con cierto kilaje, comen una ración rica en proteínas, minerales y fibras, engordan rápido, y salen dos o tres meses después mucho más pesados, con la carne justa como para ir derecho primero al matadero y luego al mercado.
Es decir que, si nada se modifica antes, con la pérdida que dejaría producir unos 100 kilos de carne dentro de un feedlot se podría pagar un salario mínimo vital y móvil en la Argentina. Pero es plata que se pierde, no se genera. Por eso nadie podría llegar a pagar nada.
En un análisis especial para sus socios, la Cámara Argentina del Feedlot (CAF) expuso las planillas de márgenes del negocio del engorde, que viene dando pérdida en los últimos meses debido a una conjunción de tres factores muy claros: suben los precios para reponer los terneros (el bovino pequeño que va a ser engordado); también suben fuerte los precios de los alimentos; y mientras esto sucede los precios de venta del producto carne se han planchado o incluso bajan en términos reales.
Actualmente, en base a los números de diciembre, los feedloteros dicen estar perdiendo 25,082 pesos por animal que ingresa a los corrales. Pero esa suma es antes de impuestos y sin análisis del costo financiero. Si se suman ese último condimento, el quebranto actual llega a 47,589 pesos, pues el costo financiero para 110 días casi equivale a los costos productivos.
“Con un valor de compra de 385 pesos por kilo (de ternero) y un valor de venta de 325 pesos por kilo (de novillo), la pérdida por cabeza aplicando la tasa de interés de un plazo fijo del BNA es de más de 47.500 pesos por cabeza”, define el informe de la CAF.
Pero los analistas de la cámara se hacen la pregunta sobre qué sucederá a futuro, pues “si hoy estoy comprando hacienda para encerrar debo suponer sin dudas una recuperación del valor de la hacienda gorda para dentro de 100/120 días”. Es decir, realizan el mismo cálculo para marzo 2023.
Como se estima que los costos (en especial el precio del maíz) seguirán subiendo en el curso de este verano, la misma planilla de cálculos arroja que el negocio arrojaría una pérdida de 37,429 pesos por animal sin el costo financiero y los mencionados 61.368 pesos con el costo financiero.
Esos 61 mil pesos. Lo mismo que cuesta hoy pagar un salario mínimo vital y móvil.
Este es el informe completo de la CAF:
Situación Corrales Dic 2022
Lógicamente, el sentido de proyectar el escenario para marzo de 2023 apunta a que los feedloteros estudien bien la situación antes de volver a comprar terneros para repetir el ciclo de engorde. Semejante nivel de pérdida, calculas, solo podría evitarse si el precio de la carne sube tanto en estos tres meses como para compensarles la suba de los costos de producir carne bajo este sistema.
¿Cuál debería ser el costo de la carne para que salieran hechos? Según este cálculo, de nada menos que 522 pesos por kilo vivo en el novillo (contra los 325 pesos actuales). “Esto supone un incremento del 60% sobre el valor del gordo para marzo 2023 solo para alcanzar la situación de mantenimiento de valor del dinero invertido en el negocio”, enfatizó el informe.
Alerta máxima: La canasta cárnica vacuna acumula un retraso inflacionario de casi cuarenta puntos
“¿Cómo seguimos? ¿Encierro o no?” Es el gran dilema de la época para los feedloteros.
Tanta es la distorsión que la propia CAF parece recomendar a sus socios que no sigan apostando por producir carne vacuna.
“Evidentemente los precios en este mercado se fijan por oferta y demanda y no visualizamos en los próximos meses una recomposición de la demanda que genere un cambio en el precio de la hacienda gorda. A su vez sabemos que contamos con un nivel de encierre superior a otros años como producto de la sequía fuerte y prolongada en amplias regiones”, evalúan.
Y agregan: “Por tal motivo entendemos que esta situación solo se revertirá frente a un cambio importante en la oferta de hacienda a faena por lo que parece necesario una disminución en la producción, como alternativa hasta que la situación tenga indicios de revertirse”.