Para facilitar la comercialización de las producciones de las comunidades de campesinos nació hace 23 años la Asociación de Productores Orgánicos de Paraguay (APRO). Integrada por unos 200 socios, la organización se encarga de la certificación, el procesamiento y la distribución de alimentos tanto “orgánicos” certificados como “agroecológicos”, desde tiendas propias, de modo online, o a través de otras cadenas del mercado. Una gran variedad de productos se comercializa bajo la marca propia Ecoagro.
Pablino Ferreira, gerente general de APRO, contó a Bichos de Campo que la misión de la asociación está muy lejos de cuestiones ideológicos que muchas veces salpican la discusión de lo “agroecológico” aquí en la Argentina. La organización apunta directamente a mejorar la rentabilidad de los productores que han adoptado estos sistemas productivos y encontrado en las producciones orgánicas una mejor fuente de ingresos.
“El objetivo desde un principio fue justamente solucionar el problema de la comercialización que venían soportando los agricultores, ya que la producción orgánica recolectada no es fácil de vender, es muy costosa. Entonces, ese problema de comercialización motivó a la gente a asociarse y darle una salida a su problema”, dijo Ferreira.
Par garantizar que las producciones a comercializar sean realmente orgánicas, cada uno de los productores asociados se somete a un proceso de certificación. “Al productor asociado se le hace un servicio de asistencia técnica y se le certifica a través de un proceso que se llama Sistema Participativo de Garantía. Acá el agricultor está sujeto a un sistema de certificación y de inspección, por lo que recibe una visita de control. Entonces una vez que se evalúe todo, se le autoriza y se emite un certificado orgánico. A partir de ahí ya puede empezar a vender sus productos”, explicó el gerente.
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Las primeras actividades comerciales de la APRO se iniciaron con la comercialización directa en la Feria Ecológica del Shopping del Sol en el año 1999. Posteriormente comenzó a ofertar una gran aviredad de productos para la venta en Delivery, realizando la entrega a domicilio de canastas. En Asunción, siguieron participando en ferias en la cuales eran invitados como la del Shopping Mariscal López, Shopping Multiplaza y Feria Sana de la Red Rural, que le servían de ventana para la promoción de los productos y la venta de canastas.
En este punto, resulta fundamental el rol de Fernando Melgarejo como asesor agroecológico de APRO, para dar garantías de que finalmente el consumidor adquiera un producto libre de agroquímicos y de transgénicos, cuya producción sea cuidadosa con el ambiente.
“Nuestro trabajo es acompañar el proceso de producción, planificar, ver qué hay que apretar, dónde hay que mejorar un poco la parte agronómica, porque dentro de la asociación tenemos todo tipo de productores, es una gama variada. Los productores están zonificado, hay productores que hacen granos, hay productores que hacen fruta, productores que hacen hortalizas”, describió Melgarejo en diálogo con Bichos de Campo
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Y agregó. “Yo verifico que se hagan correctamente las practicas agroecológicas, lo mismo con ellos que con los vecinos. Voy haciendo un poco de seguimiento de la trazabilidad de ese producto, si tiene algún registro de aplicación. Ese es mi trabajo semanal con ellos”.
Aún cuando las intenciones de migrar a la agroecología es un camino visible en muchos productores, porque obtienen diferentes sobreprecios respecto de los productos convencionales, Fernando asegura que para muchos no es nada fácil el proceso de transición.
“A los productores le cuesta un poco, porque venimos de una agricultura muy enfocada en el monocultivo y romper ese esquema de la dependencia de insumos. Existe una idea errada de tener como enemigo a la naturaleza. Entonces el productor quiere eliminar los insectos de una vez y eso con bioinsumos es imposible. Muchos quieren aplicar insumos para control de insectos y eso no va en la agroecología. Acá nada es instantáneo, es un proceso”, dijo Fernando desde su conocimiento como ingeniero en Ecología.
Sin embargo, el asesor asegura que el productor que se ha adaptado a este modelo productivo, se le percibe la satisfacción de poner a disposición de la sociedad un producto sano. Al tiempo que hace su aporte al gran desafío de la producción moderna: seguridad y soberanía alimentaria.
-¿Concretamente cómo llegan sus productos a la red de mercados?– le preguntamos a Pablino
-Nosotros generalmente nos vamos a las fincas del agricultor a retirar su producción, lo traemos a nuestro centro de acopio, lo procesamos y lo acondicionamos para la venta en fresco. Después el excedente de la producción lo procesamos y se venden como productos elaborados, ya empaquetado, con marca propia. Se venden en nuestra red de distribución en la gran Asunción, en tiendas gourmet, en casas de familias y también en las dos tiendas propias: Itauguá y San Lorenzo. Mientras que los productos más sofisticados, es decir, los de mayor volumen, se distribuyen en algunos supermercados exclusivos y las grandes cadenas.
-¿Crees que existe un antes y un después de APRO para los productores? ¿ formar parte de esta asociación les ha cambiado en algo la vida?
–Yo creo que sí. Podemos recorrer cada finca y ver que hubo un antes y un después después que ingresaron a la producción orgánica. Con el tiempo han ido mejorando su calidad de vida. Ese muy notorio el impacto de APRO en la vida del agricultor.