En el ámbito de la agroecología a nivel local, María Mercedes “Paiá” Pereda es conocida por su labor como promotora de ese sistema alternativo de producción, principalmente en la provincia de Corrientes. Y aún con más de dos décadas dedicadas a este asunto, camino que inició en el Instituto de Cultura Popular (INCUPO) en 1995, siempre aclara que no viene del palo productivo, sino que relaciona más al ámbito de las ciencias sociales.
De cualquier forma eso le bastó para convertirse en una auténtica militante de esta corriente, a la cual define como la manera de producir sin generar una lógica de dependencia. Por el contrario ve en ella la posibilidad de trabajar con autonomía y en clave asociativa, cuidando el entorno y la naturaleza.
“Más que trabajar las cuestiones productivas, yo trabajo las cuestiones sociales. En ese sentido, mi experiencia más importante en agroecología tiene que ver con el desarrollo de un Sistema Participativo de Garantía (SPG), que es el primero de Argentina, y que tuvo lugar en Bella Vista, en la provincia de Corrientes, allá por 2007”, contó María Mercedes Pereda en una charla con Bichos de Campo.
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Fue gracias al Movimiento Agroecológico Latinoamericano y del Caribe (MAELA) que en 2005 conocieron los SPG, que permitían que se realizara una venta diferenciada de productos, lo que aseguraba un reconocimiento al valor agregado otorgado por esa forma de producir con menos insumos químicos, y evitaba que los mismos se “pierdan en el montón”.
“Nosotros definimos a los SPG con tres patas. Por un lado está el compromiso del productor. Hay una recuperación de la idea de confianza porque él se compromete a producir en base a una norma que es acordada entre todos. La segunda pata es que los sistemas de certificación participativa siempre son colectivos. Eso hace que el aval no sea solo de la persona, sino del grupo que regularmente visita las chacras una vez al año. El tercer punto es tener un Consejo como aval”, explicó la promotora.
La gran limitante de ese esquema es que las certificaciones orgánicas, e incluso la Ley de orgánicos en Argentina, no convalidan estos SPG, algo que sí sucede –de acuerdo con Pereda- en otros países como Paraguay, Colombia, México, Brasil o Bolivia. Por eso los únicos productos que pueden colocar el sello “orgánico” son los que pagan certificaciones costosas previstas por aquella ley de principios de los noventa. Los agroecologistas, con estos SPG, buscan tener sus propios sellos.
“La gente del Movimiento Argentina de Producción Orgánica (MAPO) nos habló de las certificaciones orgánicas, que no lo veíamos para nada claro por la gran diversidad tanto de producciones como de mercados con los que trabajamos. Por eso en 2007 convocamos a un consejo en Bella Vista, donde estaban todas las instituciones públicas y también organizaciones de productores, INCUPO, el INTA, el municipio, entre otras. El objetivo de ese Consejo fue, y todavía es, promover tanto la producción como el consumo, la distribución y los canales de comercialización de alimentos agroecológicos en la localidad”, señaló Pereda.
-¿Entonces ustedes avanzaron de todos modos con el desarrollo de los SPG sin una ley soporte?
-Claro. Nosotros empezamos en el 2007. En el 2009 hicimos la ordenanza municipal, en el 2011 empezamos a certificar y durante mucho tiempo éramos el único sistema en Argentina. Y desde más o menos 2015 empezaron a surgir un montón de SPG más. Hay alrededor de 40. En general todos de tipo local, con avales municipales. Necesitamos los avales municipales por el tema de que la Ley de Orgánico tiene una cláusula que prohíbe el uso del término ecológico, biológico y orgánico a cualquier producto que no tenga certificación de terceras partes, a través de esta comisión de orgánicos en la que trabaja el Senasa con el Ministerio de Agricultura.
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-¿Por eso buscan que se blanquee la situación a través de una ley?
-Claro, modificar la Ley de Orgánicos e incorporarlo. Aunque es cierto que hay experiencias. En Misiones, por ejemplo, se instrumentó a nivel provincial el Sistema Participativo de Garantía. Tiene un reconocimiento provincial, cuando en los demás lugares requiere el reconocimiento más municipal.
-Pareciera que es un camino necesario para darle más institucionalidad a la agroecología. ¿Lo ves así?
-Sí. De todas maneras uno lo que ve es que los consumidores confían mucho. El mecanismo de venta directa hace que el vínculo entre productor y consumidor sea más directo. La gente no te pide el sellito si confía en que vos realmente estás produciendo de esta manera. En Corrientes en general la gente confía porque sabe, porque los productores salen en los medios locales contando como producen. Hay una confianza que está basada más en el conocimiento cercano del modo de producción.