Tambero de oficio, Marcelo González siempre se dedicó a la doma de caballos pero un día sintió curiosidad por estos animales y empezó a trabajar con ellos. “Estos animales” son nada menos que búfalos y la génesis de todo fue hace 22 años, durante un viaje a Corrientes donde Marcelo tuvo un primer encuentro con búfales y los percibió como animales muy mansos e inteligentes. Le quedó “picando” la idea de tener un par para amansar.
Varios años más tarde (¡20!) se enteró de que en San Vicente, Santa Fe, cerca de su pueblo San Martín de las Escobas, había un hombre que tenía búfalos y lo visitó diciendo que quería comprar un animal para amansarlo y demostrar su docilidad e inteligencia. “Usted está loco”, le respondió el dueño de los búfalos. Pero a los tres días lo llamó diciéndole que fuera a buscar al animal y ¡oh sorpresa!: no solo se los regaló sino que le dio tres animales en vez de uno. “Vamos a ver si se puede hacer lo que usted dice”, le dijo a modo de despedida. Y Marcelo lo hizo, por supuesto.
En ese momento inicial el objetivo de la bufaloterapia no existía, se trataba solo de tenerlos en el campo y demostrar que eran mansos y capaces… pero luego las cosas cambiaron. “La idea terapéutica surgió hace menos de dos años, al ver su comportamiento cuando nos visitaba algún amiguito de mis hijos”, cuenta Marcelo.
“Cuando hacíamos campamento en el campo los búfales, que estaban sueltos, venían a jugar con los chicos. Una vez fue un nene con silla de ruedas y ellos vinieron hacia el nene, lo lamieron y jugaron con él, el nene andaba en la silla y ellos lo seguían. Eso despertó algo en mí”.
Hace un año y medio que funciona el centro de bufaloterapia con el asesoramiento y trabajo de Virginia Gieco, licenciada en Terapia Ocupacional, quien explica: “Creemos que la terapia con el búfalo ayuda a las personas (de toda edad) que presentan dolencias que afectan directamente en su calidad de vida, como enfermedades neurológicas, desordenes del procesamiento sensorial, oncológicas y vinculadas a la salud mental”.
-¿Qué es lo que alivia o cura? ¿El contacto con el animal?
-Toda la información sobre los beneficios de la terapia bubalina está en estudio, todo se basa en hipótesis, observaciones, suposiciones, experiencias e intercambios en tiempo real entre el animal y las personas que se acercan a conocernos y presentan o no problemáticas de salud. En mi razonamiento clínico, profesional y personal junto con la mirada de mi compañero Marcelo (que es quien sabe criarlos) y en el intercambio diario, nos da la impresión que cuando las personas entrar en contacto con el animal bajan su nivel de alerta y entonces se regulan y se calman.
-Entrar en la calma sería una de las claves…
-La causa no la sabemos específicamente porque hay que estudiar el tema más a fondo, pero pudimos observar la fortaleza y la capacidad del animal para calmar al humano y en un contexto de naturaleza: ya sabemos los beneficios de intervenir en ambientes naturales porque habilitan comportamientos humanos adaptativos y resultan placenteros para las personas en general, no necesariamente con patologías.
-¿Es una cuestión energética, espiritual, física?
-Seguramente hay algo de conexión energética: los que creemos en las energías sabemos que es así. Se da una atmósfera muy interesante y creo que es un recurso muy potencial y positivo para la salud de las personas; considero que la bufaloterapia podría reforzar y complementar mis intervenciones en terapia ocupacional.
-¿Qué resultados ha observado?
-Una notoria reducción de los niveles de ansiedad y estrés, lo que permite llegar a un equilibrio bio-psico-social y espiritual. Estamos en una fase de estudio, experimental, de recabar información; es un proyecto de investigación con el objetivo de documentar evidencia empírica.
“Además de ser muy tranquilos y cariñosos son simples de criar: la alimentación es a base de pastura y algo de grano”, asegura Marcelo, y agrega que hay muchos países, como Costa Rica, Venezuela, Brasil y México que están interesados con este proyecto. Ya lo han invitado al simposio de búfalos de Paraguay que se realizará en noviembre de este año y en agosto de 2021 la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe declaró de interés a la bufaloterapia.
Actualmente cuenta con tres animales adultos y tres pequeños y va a recibir uno más, a la vez que pasará un tiempo en una bufalera en el Chaco para seguir capacitándose. “Hemos recibido un reconocimiento del intendente del pueblo de San Genaro por el trabajo que estamos haciendo y la Universidad de San Pablo, en Brasil, me invitó a recorrer distintos lugares del país”.
“Para mí el búfalo es más inteligente que el caballo, entiende rápido señas y palabras y a los cinco meses ya podés estar trabajando con chicos, mientras que un caballo tarda años en ser amansado”, reflexiona. “Los búfalos son animales tranquilos, cariñosos, te dan amor todo el tiempo; ellos mismos me van demostrando cosas, me muestran cómo trabajar. Son animales que devuelven el amor que uno les da; ellos tienen sentimientos al igual que un perro y que una persona”.