En el primer mes del ciclo comercial 2024/25 de la soja argentina se registró un incremento interanual de la importación del poroto junto con una caída del nivel de procesamiento.
En abril pasado la molienda de soja en la Argentina –según datos oficiales– fue de 3,39 millones de toneladas, una cifra 11% menor a la registrada en el mismo mes de 2024, lo que se explica por la salida de producción de las fábricas aceiteras controladas por la concursada Vicentin (que en el presente mes de mayo volverían a trabajar luego de un acuerdo propulsado por los interventores de la compañía santafesina).
Por otra parte, en abril pasado la Argentina importó 811.159 toneladas de poroto de soja, las cuales en su mayor parte provinieron de Paraguay. Se trata de una cifra equivalente al 23,9% del volumen de soja procesado en el país en dicho mes.
La caída del nivel de procesamiento junto con el aumento de las importaciones contribuyó a incrementar en más de cuatro puntos la participación de la soja de naciones vecinas en la proporción de molienda local en términos interanuales.
Vale tener en cuenta que la presente campaña seguramente tendrá una cosecha de soja inferior a los 50,2 millones de toneladas recolectados en 2023/24, dado que, luego de que se contabilicen las pérdidas generadas por la tormenta que afectó al oeste y norte bonaerense, el número final seguramente terminará siendo menor a 50 millones de toneladas.
A la soja paraguaya debe sumársele un stock remanente de soja de la campaña 2023/24 de casi 10 millones de toneladas que se trasladó al presente ciclo 2024/25, lo que garantiza un adecuado aprovisionamiento de poroto a la industria más allá de cuál sea el apetito vendedor de los productores en lo que respecta a la cosecha que están levantando actualmente.
En tal contexto, considerando que los valores FOB de la soja argentina están en el “fondo” de la “tabla de posiciones” por razones estacionales, no puede resultar extraño que los precios ofrecidos por la soja en el disponible se estén derrumbando.
El ingreso de soja al mercado argentino se realiza en el marco del régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, el cual –implementado por el decreto 1330/2004– facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados como harina, aceite y biodiésel para generar divisas.